PUNTA CANA. En los interrogatorios realizado por el Ministerio Público a los empleados del negocio de comida rápida donde mataron a balazos a Manuel Taveras Duncan, así como al encargado de seguridad de una plaza comercial, no queda claramente establecido que la risa del homicida, origen del conflicto, estaba dirigida a burlarse de la víctima.
Aquella madrugada del pasado día 19, el ex jefe de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), Félix Alburquerque Comprés, llegó al negocio Rico Hog Dog, ubicado en la intersección de dos avenidas céntricas del Distrito Nacional, la Núñez de Cáceres y Rómulo Betancourt, del sector Los Cacicazgos.
Los declarantes ante el Ministerio Público afirman que ambos no se conocían. Alburquerque, un militar de alta graduación de la Armada de la República Dominicana, coincidió con Taveras Duncan en el negocio de venta de hot dog.
Taveras Duncan si era un cliente habitual, según consta en los interrogatorios que sustentan la solicitud de medida de coerción contra Alburquerque Comprés.
Todos los interrogados coinciden en que el ex jefe de la DNCD bajó de su carro riéndose, pero sin que nadie supiera la razón. Los interrogados cuentan que Taveras Durán se tomó las risas a modo de burla en su contra y con gesto de enfado pidió explicaciones a Alburquerque Comprés.
Los interrogados afirman que la primera expresión de Taveras Duncan hacia Alburquerque fue decirle que era un pene “chiquito”. Por ahí habría empezado la discusión que terminó en una balacera. Solo hubo un muerto y fue Taveras Duncan, quien ya antes había golpeado al matador.
Y de acuerdo a los testigos, también pateó varias veces a Alburquerque Comprés, mientras estaba tumbado por los golpes de Taveras Duncan en el suelo.
Interrogatorios
Miguel Cornielle Ureña es el hombre que acompañaba a Taveras Duncan. Dice que eran amigos de infancia. Sobre la risa de la discordia, Cornielle dice que “no sabemos si era del amigo mío o de mí”, que el militar retirado se reía.
Luis Felipe Ruiz, también interrogado por el Ministerio Público por este caso, es empleado del negocio de venta de hot dog. Sobre la risa que dio inicio al conflicto, dice lo siguiente: “se está riendo de algo que le va a pasar en la casa; dice que lo va a matar su mujer”. Felipe Ruíz dice que, sin embargo, Taveras Duncan insiste en Alburquerque Comprés se reía de él.
“No es de usted, caballero”, le habría respondido el militar en retiro a Taveras Duncan.
Luis Miguel Sención Guzmán, también es vendedor del negocio de hog dog. Estuvo presente cuando inicia el incidente. Y esto dice de la risa de Alburquerque Comprés: “el occiso Manuel pensó que el autor se estaba riendo de él”. Agrega que “entonces el autor se le acercó al occiso; el occiso le dio dos galletas en la cara al autor”.
El agente de seguridad privada Toribio Lebrón, quien labora para la plaza Teriyaki, también fue llamado por el Ministerio Público para decir lo que vio y escuchó aquella madrugada. “Yo solamente salí cuando vi que el occiso estaba dándole pescozones al otro señor”, señala Lebrón.