PUNTA CANA. (Felipe Mota/Especial para El Tiempo) La llegada del covid-19 a República Dominicana en febrero de 2020 significó una etapa de nuevos comienzos donde nuestro país forzosamente tuvo que aprender a reinventarse para lograr mantener la estabilidad económica, política y social. El sector educativo no quedó fuera de este proceso de adaptación; diversas medidas han sido tomadas desde entonces.
Desde la incorporación de las clases a distancia de forma masiva, la planeación a partir de una malla curricular priorizada y la difusión de material educativo vía radio y televisión, se logró que el año escolar 2020-2021 pudiese terminar con éxito.
Pero los grandes retos no termina- ron ahí. Había que planear todo un protocolo para el inicio del nuevo año escolar 2021-2022 que aún no finaliza, supuesto a llevarse a cabo a partir de la semi-presencialidad.
Lo anterior representó un gran desafío para la comunidad educativa, pues ya íbamos atravesando una nueva ola de casos por coronavirus y para lograr esto, los protocolos de higienización debían ser más altos. Además de ello, varios factores se dieron durante este año escolar que complejizaron su desarrollo.
Entre ellos se puede mencionar el hecho de que muchos centros educativos se encontraban muy sobrepoblados, por lo que se tuvo que tomar la medida de formar varios grupos de clases para que los estudiantes tomen docencia de forma alternada durante la semana.
En lo que respecta al sector público, las suspensiones intermitentes de los maestros contratados fue un factor muy perjudicial. Esto así, porque los estudiantes quedaban por muchos días sin docencia, lo que perjudicó el proceso de enseñanza-aprendizaje. A esto se suma los cambios de docentes a mediados del año escolar: por un lado, debido a la falta de docentes; y por el otro, por la salida de muchos contratados para dar paso a los nuevos maestros nombrados.
A pesar de los desafíos y dificultades anteriormente mencionados, hubo puntos muy positivos que se pueden rescatar. Consultas aplica- das a varios actores de la educación coinciden en que el punto más positivo que se puede mencionar es la entrada masiva de docentes al sector público a través del pasado concurso de oposición. Un hecho con un valor muy significativo para garantizar la estabilidad de docentes en los centros públicos.
También, se destaca la rápida resiliencia por parte de los maestros a los nuevos cambios, así como el equipa- miento de los estudiantes con tabletas y laptops, y la incorporación a muchos salones de clases de pantallas digitales.
Y AHORA, ¿QUÉ NOS ESPERA?
Todo lo anterior pone en evidencia que los dos últimos años escolares han sido todo un reto para la educación dominicana. Ahora bien, ¿están conscientes los docentes y padres de los nuevos desafíos que se presentarán para el próximo año escolar 2022- 2023? ¿Han aportado estos dos últimos años escolares experiencias que brinden a los docentes las herramientas para poder afrontar los nuevos retos? ¿Cuáles son esos nuevos desafíos que se avecinan?
A pesar de las grandes hazañas presentadas durante estos dos últimos años escolares, en el marco de la adaptación del sistema de enseñanza mientras se atraviesa una pandemia, los actores educativos consultados no consideraron desafíos futuros en ese sentido. Más bien, consideran que entre los principales retos que como profesores están supuestos a enfrentar se encuentra el hecho de que se logre bajar el nivel de sobrepoblación de las aulas, así como que con la designación de los nuevos docentes los maestros puedan ir más desahogados, y que haya más organización en el desarrollo del año escolar.
Por otro lado, plantean que sigue siendo un desafío la integración de las familias en el proceso de enseñanzas de sus hijos, y que el tema disciplina rio por parte de los estudiantes sigue siendo un asunto de mucha preocupación.
En ese mismo tenor, dichos acto- res sugieren al Ministerio de Educación trabajar más de cerca con los docentes (escucharlos), llevar a cabo proyectos educativos con las familias para que estos se integren más en el proceso educativo y que se desarrollen programas de mejoras acorde con las necesidades de cada escuela. Esto, según plantean, debido a que muchos centros educativos no cuentan con las condiciones apropiadas para poder impartir una docencia de calidad.
Asimismo, solicitan al Ministerio de Educación una mejor organización por parte de las entidades superiores, para que el próximo año escolar no sufra de los improvistos que se dieron en los anteriores.
En síntesis, son muchos los desafíos que la educación dominicana ha tenido que encarar desde la llegada del Covid-19 a nuestra nación, pero si de algo estamos seguro, es de que hemos sabido adaptarnos y ser resilientes a los cambios. Son muchos los desafíos que siguen latentes y son muchos los que se avecinan. Por lo tanto, es compromiso de todos los actores educativos seguir trabajando arduamente para que, a pesar de las dificultades, podamos construir la República Dominicana que soñamos a través de la educación.