INDONESIA (AP). En un cementerio a las afueras de Jakarta, Indonesia, fotos de los difuntos, flores y otros objetos sirven de recordatorio de la ola del mortal virus que cubrió a Indonesia a lo largo de este verano.
Con sus organizadas líneas de tierra, este camposanto se ve más tranquilo ahora que los entierros han disminuido, lo que se traduce en un descanso para los trabajadores del cementerio después de atravesar una ola de decesos durante los meses del verano.
Destellos de colores saltan a la vista en medio de un mar de tierra, colocados para ayudar a los visitantes a localizar a sus seres queridos que allí descansan. Algunos decoran las tumbas con fotografías que envuelven en plástico para protegerlas del polvo y la suciedad.
Otra tumba está cubierta en un arcoíris de flores, mientras que otra se ha cubierto con una sombrilla de color roja asegurada de la lápida para mantenerla allí, evitando de esta manera que sea removida por el viento. Y otras son cubiertas con la bandera indonesia en rojo y blanco.
El cementerio Rorotan, esta dividido por religión. En la sección cristiana, muchos han decorado con cruces blancas de madera, colocando estatuas de la Virgen Maria con la mirada hacia abajo. Otros han colocado rosarios envueltos sobre la tumba. Rosarios que posiblemente pertenecieron a los difuntos. Quienes quizás fallecieron mientras lo sostenían.
En la sección musulmana, flores y lápidas planas de madera captan los rayos del sol, mientras que una robusta señalización de color negro declara a los fenecidos como “syuhada”, una palabra indonesia comúnmente utilizada por los árabes para en lugar “martir”. Sentado en el suelo, cerca de una tumba, un joven usando mascarilla y con sus dedos entrelazados, luce perdido en sus pensamientos mientras que la luz del día desaparece en el atardecer.
El gobierno indonesio declaró y dedicó la tierra del cementerio en Rorotan para las víctimas del virus el pasado mes de marzo. En junio, hubo más de 50 mil muertes por coronavirus confirmadas. El número total de víctimas sobrepasó los 100 mil para el 4 de agosto.
Se estima que entre junio y agosto, al menos 82 mil indonesios murieron durante el incremento de contagios de este macabro verano. El verdadero número de víctimas se rumora es aún más alto, debido al bajo desempeño de las autoridades de la nación con las pruebas para detectar el virus.