PUNTA CANA. Una “megasequía” histórica mantiene preocupados a los funcionarios de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), en los Estados Unidos. La represa Glen Canyon, el segundo mayor embalse del país, podría no ser suficiente para producir la electricidad que 5 millones de personas necesitan.
“Estamos hablando del segundo embalse más grande jamás construido por los Estados Unidos”, dijo a Yahoo Finance Justin Mankin, codirector del Grupo de Trabajo sobre Sequías de la NOAA y profesor en Dartmouth.
El lago Powell, creado por la represa de Glen Canyon, actualmente se encuentra a poco más de 1.070 metros sobre el nivel del mar. Y 10 metros por debajo de ese ya alarmante umbral está la represa.
Es, en pocas palabras, un reservorio ubicado dentro de un complejo sistema de agua a lo largo del río Colorado, que suministra el preciado líquido a 40 millones de personas y proporciona riego a 2,2 millones de hectáreas de cultivo
“Esta estructura masiva (la represa de Glen Canyon), que creo que es bastante emblemática del mejor esfuerzo de Estados Unidos para transformar el suministro de agua en el oeste, está fallando, realmente nos está colocando en un territorio desconocido, tanto legal como político, social y económico”.
A medida que los expertos monitorean el lago Powell y el lago Mead, dos de los embalses más grandes, existe una gran preocupación sobre “el comienzo de lo que será un colapso realmente largo y doloroso de la economía occidental del agua, tal como la conocemos”.
Desde el año 2000, el oeste de los EEUU se ha enfrentado a la peor sequía de 22 años en 1200 años, cuya gravedad se ha atribuido, al menos parcialmente, al cambio climático causado por el hombre.
Unos 23.000 millones de dólares en pérdidas
Según un informe del Grupo de Trabajo sobre Sequía de la NOAA, las pérdidas económicas de la sequía solo en 2020 ascienden a entre $515 millones y $1,300 millones de dólares. Cuando se tienen en cuenta los incendios forestales, cuya catalizadora es la sequía, los costos aumentan entre $11,400 millones y $23,000 millones de dólares.
California, Colorado, Nuevo México, Utah, Arizona y la Nación Navajo han declarado estados de emergencia por sequía a partir de 2021.
“Si el lago Powell se queda sin agua y comienza a extraer agua de un embalse más pequeño, como Flaming Gorge río arriba, tal vez eso funcione por un tiempo, pero los costos de esa deuda son muy, muy altos”, explicó Mankin. El Bureau of Reclamation, propietaria de la presa y dependencia del Departamento del Interior, declaró que no tomaría medidas en este momento, ya que los niveles de agua del lago deberían recuperarse con la escorrentía de primavera. Sin embargo, la proyección de la misma oficina indica que el Powell caerá por debajo de los 1.070 metros nuevamente a finales de este año.
El año pasado, Reclamation envió agua adicional desde los embalses de Blue Mesa y Flaming Gorge para proteger la elevación del lago. En enero, también retuvo las liberaciones de la presa Glen Canyon, como parte de un plan de contingencia por sequía del río Colorado.
La energía seguirá llegando a los clientes de la represa en Arizona, Colorado, Nuevo México, Utah y Wyoming, dijo Becki Bryant, Oficial de Asuntos Públicos de la Región de la Cuenca del Alto Colorado.
Pero Mankin enfatizó que los funcionarios que administran el agua se enfrentan a “una tarea imposible”: equilibrar las crisis del agua a corto plazo y adaptarse a una mayor demanda y al aumento de las temperaturas.
Un golpe al turismo
Powell es un destino popular para esquiadores acuáticos, kayakistas y navegantes. Después de la pandemia, solo una de las 15 rampas para botes en el área recreativa de Glen Canyon está abierta, lo que genera largas filas de turistas.
En agosto pasado, los bajos niveles de agua y las rampas de botes cerradas llevaron a las empresas de alquiler de casas flotantes a cancelar las reservas, según USA Today.
Dada la cantidad de precipitación necesaria para compensar los años de sequía y los efectos de las temperaturas más altas, Mankin cree que la región está experimentando condiciones de sequía excepcionales que podrán durar “casi con certeza hasta 2023”.