lunes, octubre 7, 2024
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Hayanny, una sobrevivientey férrea luchadora contra el cáncer

Rossanna Figueroa, rfigueroa@editorabavaro.com 

HIGÜEY. Con 31 años de edad, Hayanny Santana Cordero ha librado dos luchas contra el cáncer: Uno de ovario, del que devino además un tumor recto perineal y otro de mama. Hoy, esta joven profesional, madre de una niña de un año y tres meses,  se declara “guerrera de la vida”.

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Su deseo de vivir la llevó a librar la lucha contra el cáncer y a aceptar una condición especial en su única hija, Hayanny Zoe Guzmán Santana, quien ha sido diagnosticada con parálisis cerebral congénita, fruto de haber nacido a los seis meses de gestación y no haber completado el proceso de desarrollo.  Pese a esto, ella proclama: “Confío que mi Zoe también saldrá de todo eso y será una niña normal”.

Santana Cordero es licenciada en Administración de Empresas, egresada de la Universidad Católica del Este (UCADE).  Actualmente labora como gerente de Recursos Humanos del Centro Médico Doctor Cedano. Al dedicarse octubre al mes de la lucha contra el cáncer de mama, El Tiempo de Higüey quiso llevar el testimonio de una sobreviviente que, además de una patología en una de sus mamas, tuvo que luchar con un cáncer de ovario, recibir 30 tratamientos de quimioterapia y 60 de radioterapias;  y que hoy llama a las mujeres a: “Ponerse en prevención contra el cáncer, ir a su médico con regularidad y, sobre todo, comer sano”.

 Testimonio

“Fui diagnosticada con cáncer en septiembre de 2004, pero me di cuenta en noviembre, cuando el médico me comunica la noticia.  Ese fue el primero.  Luego tuve tratamientos médicos, quimio y radioterapia y una serie de exámenes que le hacen a uno en ese proceso”, recuerda. Sostiene que los recursos económicos se le agotaron, pero que recibió apoyo de amigos y familiares, “hasta que llegó el señor Amable Aristy Castro, quien tomó mi caso y me dijo que no me preocupara por nada, que él iba a velar por mi”.

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“Así fue y duré dos años en ese proceso  en el Centro Médico de la UCE, en Santo Domingo. Allí encontré una persona maravillosa que me dio esperanzas de vida. Esa fue la doctora Nancy Alan Lora, pues otro médico que ya que había visitado me dijo que yo no podría sobre vivir, por lo que desahució”, dijo, con lágrimas en sus ojos. Y, es que la situación por la que esta joven mujer atravesaba era muy difícil. “Pasé muchas vicisitudes como paciente, ya que no tenía los niveles adecuados de hemoglobina para poder llevar un tratamiento tan duro.  Tenía sólo 70 libras, no podía caminar, duré tres meses en cama sin poder pararme.  Yo tenía esperanza de vivir y ese deseo y apego a la vida, fue que me ayudó a salir adelante”.

La noticia del cáncer de ovario le llegó a los 22 años de edad, siendo estudiante de Administración de Empresas en UCADE. “Tuve que dejarlo  todo y dedicarme a una nueva vida durante ese proceso y en el camino encontré personas muy buenas que me ayudaron  a nivel sicológico y mi familia que siempre me día: “Tú puedes”.

 Un valor de acero

Hayanny recuerda que cuando el médico le dio la noticia fue un momento traumático y un trago muy amargo para su corta edad, pero su juventud y el deseo de luchar por su vida, la llevó a levantarse al día siguiente, irse a su trabajo y jurarse luchar con todas sus fuerzas para salir de ese trance. “En ese tiempo trabajaba con Rosa María Peña, en Eternal Spa, en el Departamento Administrativo.  Me ofrecieron todo su apoyo y duré un año y pico percibiendo mi salario y ella me cubrió dos operaciones bastante costosas.  A Rosa María y a Yorman Solano les agradezco mucho todo el apoyo que me dieron  en ese proceso”, dice con voz quebrada.

Tras haber sido sometida a diversas cirugías, inicia el tratamiento de quimio y radioterapia, lo que la lleva a perder una hermosa cabellera. “Se me cayó el pelo, lo que fue muy traumático, pero así salía a las calles, me veían sin pelo, pero a mí no me importaba, no tenía vergüenza de nada. Salía a discotecas, compartía con mis amigos en el boulevard y hacía mi vida normal”, exclama esta, como se autodenomina esta guerrera de la vida.

Dice que comenzó a superar el cáncer de ovario aproximadamente un año después de iniciar el tratamiento, a finales de 2005. “La doctora nunca me dijo que habíamos rebasado, sino que íbamos mejorando. Yo estaba aferrada a la vida. Siempre he confiado en Dios y siento que él me dio una oportunidad”, precisa.

Hayanny nació el 6 de marzo de 1983. Es hija del matrimonio compuesto por Raúl Santana Melo y Martina Cordero Ramos, el cual procreó siete hijos, siendo la mayor de sus hermanos. “Mis padres sabían todo y se hacían los fuertes para darme el ánimo para enfrentar esa realidad”. “En noviembre de 2006 ya había superado el cáncer. Me comenzaron a crecer el pelo, las uñas, las pestañas y comencé a hacer una vida normal y a cuidarme mucho. Me reintegré a la universidad y concluí la licenciatura en Administración de Empresas.  En el 2010 me caso y un año después, me diagnostican cáncer de mama”.

 Cáncer de mama

Tras haber librado una dura batalla y de contar con varios años de buena salud, Hayanny enfrenta un segundo acontecimiento. Cáncer de mama.

“Llevaba mi vida normal y un buen día del 2011, estaba en la casa y al hacerme un chequeo de tacto, descubro que tengo una bolita en un seno. La doctora me indicó una biopsia y a los 21 días la llamé para que me diera los resultados”, cuenta.

Esta mujer, de contextura delgada, pero fuerte de espíritu, no vaciló en llamar a su doctora para enterarse de los resultados de la biopsia. “Llamé a la doctora y ella me dijo que pasara por el consultorio para darme los resultados.  Le dije: Mire doctora, dígame lo que sea, que soy una mujer sumamente fuerte, usted me puede decir te vas a morir mañana y yo conformidad.  Ella me dijo: Me sale positivo nuevamente”. Pese a su fortaleza, la noticia la devastó.

“Aunque yo soy una mujer fuerte, me devasté nuevamente, me sentí mal, me fui a llorar para el baño del trabajo.  Trabajaba en ese entonces en el departamento de Recursos Humanos de Grupo Puntacana y mi jefa llamó a Fidel Guzmán, quien era mi esposo y le explicó lo que me estaba ocurriendo”, recuerda.

“Había que someterme nuevamente a otra cirugía.  Me aturdí, me fui a otra dimensión, porque pensé que iba a tener que pasar por lo mismo.  Me sacaron el quiste, salió positivo, que tenía cambios hormonales, me operaron, me sacaron las ramificaciones y me dieron una toma de yodo. Después de la operación, los médicos me dijeron: No te apures, que con Dios delante, tú no vas a volver a tener nada de esto”, y dice que ha así ha sido, contando ya con cuatro años después de ese último episodio.

 La pequeña Zoe

Los médicos le dijeron a Hayanny que no iba a poder ser madre, debido a que, por lo regular, las pacientes sometidas a ese proceso sufren algún tipo de trastorno en la ovulación.

“Tuve investigando para hacer una inseminación artificial y sólo la consulta eran US$3,000 y dije: Eso lo va  a hacer Dios, porque siempre anhelaba tener un bebé y así fue”, al decir llena de luz, que “cuando menos lo esperaba, me di cuenta que llevaba cuatro meses de embarazo y ahí está mi Zoe, mi hermosa Zoe, ¡Aleluya!”, dice entre lágrimas.

“Mi hija, Hayanny Zoe Guzmán Santana, nació a los seis meses de embarazo, por una condición de preeclampsia.  Tiene una condición especial, por un problemita en la columna vertebral y en los pies.  Según los médicos, recibió una parálisis cerebral, porque no recibió oxígeno en el cerebro, pero yo veo que mi hija va en desarrollo, claro, con un poquito de retraso, porque aún no camina, pero en el nombre de Jesús, se que será una niña normal”.