PUNTA CANA. El nuevo intento de elevar a la categoría de municipio el Distrito Municipal Verón-Punta Cana plantea un gran desafío para la clase política local, sobre todo para el proponente de esta iniciativa, el senador altagraciano Rafael Barón Duluc (Cholitín). Y no menos cierto es que en términos de aplicabilidad este anteproyecto también sugiere importantes retos en los ámbitos social, político y económico, tanto para la región turística como para la comunidad de Higüey.
Este paso, que sorprende a muchos altagracianos, sin lugar a dudas revive las mismas reacciones surgidas frente a un proyecto similar presentado hace más de una década por el entonces diputado Juan Julio Campos Ventura. El solo anuncio del sometimiento de esta pieza resucita aquellos debates acalorados y posiciones encontradas que aniquilaron ese primer proyecto para que Verón-Punta Cana sea una demarcación cuyas acciones no estén subordinadas a las decisiones de Higüey.
UN MURO DE CONTENCIÓN
Cuando Campos Ventura presentó su iniciativa hace más de diez años, la comunidad de Verón-Punta Cana recibió con entusiasmo la idea de elevar el distrito municipal a la categoría de municipio. Este cambio habría significado mayor autonomía política y administrativa para la zona turística, lo cual fue visto con buenos ojos por los actores
políticos locales, quienes percibían en la municipalización una oportunidad de ampliar su influencia en la esfera política, y sobre todo en la gestión de su desarrollo en proceso de expansión. Este destino turístico es el que concentra la mayor cantidad de habitaciones hoteleras, con alrededor de 50,000, y es por donde entra el 60 por ciento de los extranjeros que vienen a vacacionar, por asuntos de negocios o de trabajo. Esos extranjeros entran por el Aeropuerto Internacional de Punta Cana, el de mayor tránsito de pasajeros, con una cifra impresionante de 4.5 millones de turistas cada año. Esto genera un gran dinamismo económico en todo Punta Cana, que igualmente se expresa en sustanciosos aportes al producto interno bruto (PIB).
Barón Duluc utilizó precisamente el desarrollo experimentado por esta zona como argumento fundamental para motivar su proyecto. Dijo que Verón-Punta Cana tiene más de 10 sucursales bancarias, centros médicos privados y un hospital, liceos, escuelas, empresas generadoras de electricidad, gasolineras y grandes cadenas de supermercados. Le faltó decir que en esta zona también están presentes marcas comerciales de reconocimiento mundial. Sin embargo, con todas esas y muchas más condiciones para convertirse en municipio, la propuesta de Juan Julio Campos Ventura no prosperó en el Congreso Nacional. El panorama político de aquella época fue señalado como uno de los factores que principalmente impidieron el avance del proyecto.
No faltaron quienes incluso señalaran al fenecido Amable Aristy Castro de ser su principal opositor, de ejercer presión y construir un gran muro de contención para bloquear la propuesta de Campos Ventura Todo esto en un esfuerzo por preservar el poder político en Higüey y toda la provincia La Altagracia, y garantizar así la permanencia de los recursos económicos que llegan hasta Higüey, que dependen en gran medida de los impuestos generados en Verón-Punta Cana.
Según el senador Barón Duluc, actualmente un 40% de los ingresos municipales de Higüey provienen de esta zona turística, lo que hace comprensible la resistencia de la élite política de la capital provincial ante cualquier iniciativa que busque separar política y administrativamente a Verón-Punta Cana de su control.
¿QUÉ LE ESPERA A DULUC?
Ahora, el senador Duluc retoma el proyecto con el objetivo de convertir a Verón-Punta Cana en un municipio que abarcaría también las áreas de Bávaro, bajo el nombre de Verón-Bávaro-Punta Cana. Esta propuesta ha generado nuevamente reacciones, fuertes y radicales, desde Higüey, donde muchos ven este cambio como una amenaza directa a la estabilidad económica de la ciudad, que depende de los ingresos que provienen de la zona turística.
Es preciso señalar que en el “considerando” número diez del proyecto de ley Barón Duluc hace hincapié en que Higüey dejaría de percibir ese 40 por ciento de ingresos económicos derivados de los arbitrios que genera el gran movimiento económico de Punta Cana. La separación administrativa de Verón-Punta Cana podría significar una importante reducción en los ingresos municipales de Higüey, lo que pondría en riesgo diversos proyectos e inversiones que dependen de esos recursos. Y por eso Barón Duluc propone al Gobierno Central que, de Verón-Punta Cana subir a la categoría de municipio, busque alternativas compensatorias para cubrir ese déficit en los ingresos municipales de Higüey.
Pero todo luce indicar que ese ramo de olivo no sirvió de mucho para calmar la andanada de críticas y cuestionamientos de los higüeyanos, que desde ya “bautizaron” a Barón Duluc con toda clase de calificativos y pronunciamientos. El principal reto para Barón Duluc será superar el mismo obstáculo que enfrentó Campos Ventura: la fuerte oposición de la clase política higüeyana.
Aunque con un escenario político distinto al momento en que Juan Julio Campos Ventura intentó cambiar la categoría de Verón-Punta Cana, en Higüey todavía persiste el interés supremo e irrenunciable de preservar su hegemonía política en La Altagracia. Para Barón Duluc, la batalla por la municipalización de Verón-Bávaro-Punta Cana no será fácil, porque este proyecto de ley pondrá igualmente a prueba su capacidad para navegar de forma exitosa en las turbulentas aguas de la muy activa política partidaria de Higüey.
Barón Duluc acaba de cumplir cuatro años como alcalde de esa ciudad, donde fue visto como el líder que destronó al poderoso clan de los Aristy. El ahora senador no tiene planes de jubilarse políticamente, y sabe perfectamente que de forma inevitable necesita la plaza de Higüey como colchón de futuras aspiraciones. Entonces, definitivamente Barón Duluc no las tendrá nada fácil.
Su primer obstáculo es, sin duda, la oposición abierta de los sectores políticos y económicos de Higüey, quienes ven en esta propuesta una amenaza para sus intereses. Y su segundo desafío es cómo quedar bien tanto con Higüey como Verón-Punta Cana, sin que este anteproyecto trastorne su devenir político.
NECESIDAD DE CONSENSO Y NEGOCIACIÓN
Barón Duluc necesitará generar consenso no solamente entre los higüeyanos, sino también en la propia comunidad de Verón-Punta Cana. Y es que aunque en esta demarcación apoyan mayoritariamente la iniciativa, algunos sectores entienden que convertir la zona turística en municipio requiere el análisis cuidadoso de las responsabilidades y exigencias que esto implicaría. Si algo ha quedado claro, es que el éxito de un proyecto como este dependerá en gran medida de la capacidad de diálogo y negociación. Para Barón Duluc, el primer paso será lograr el apoyo unánime de la comunidad de Verón-Punta Cana, lo que le permitirá enfrentar con más fuerza las objeciones desde Higüey. No obstante, su misión más delicada será, sin duda, convencer a los higüeyanos de los beneficios de este cambio, o al menos mitigar el impacto negativo que la pérdida de ingresos podría tener en su ciudad.
Esto implicará necesariamente la búsqueda de soluciones creativas, como la implementación de acuerdos de redistribución de recursos o la creación de mecanismos de compensación económica que permitan a Higüey adaptarse a la nueva realidad. En este contexto, podrían surgir propuestas como solicitar el Poder Ejecutivo un aumento significativo de las partidas del Presupuesto Nacional para La Altagracia, con énfasis en Higüey, o retomar aquellos planes olvidados de explotar al máximo de su capacidad las bondades turísticas que posee esa ciudad centenaria, como el turismo religioso, por ejemplo. Un factor clave en este proceso será la gestión de la opinión pública.
Tanto en Verón-Punta Cana como en Higüey, la percepción de los ciudadanos jugará un papel fundamental en el avance o bloqueo de la propuesta. En este sentido, Barón Duluc deberá desplegar una estrategia de comunicación efectiva que explique los beneficios de la municipalización no sólo para Verón-Punta Cana, sino también para el conjunto de la provincia de La Altagracia. Será fundamental generar un discurso de unidad que promueva el desarrollo equilibrado de ambos pueblos hermanos, y que busque soluciones equitativas para todos los involucrados.