miércoles, septiembre 18, 2024
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Parientes creen que hay más personas involucradas en el asesinato de Rachel Ramírez

HIGÜEY. En el hogar de Yosberlin Rachel Ramírez Santana cada rincón está impregnado de su presencia y promesas de un futuro brillante. A unos cuatro meses de cumplir sus 18 años, el sueño de Rachel de ir a la universidad y convertirse en abogada fue truncado por Daniel Joseph Guerrero, quien le quitó la vida. En la escuela, Rachel era conocida por su espíritu de compañerismo.

Siempre participativa en todas las actividades escolares, estaba ansiosa por graduarse el día tres del próximo agosto, y seguir persiguiendo sus metas con entusiasmo juvenil. Raquel Santana, madre de Rachel, la describe como una joven alegre y dotada de un ingenio especial. «Le prometí a mi hija que no dejaría de llorarla, que se haría justicia con la pena máxima. No voy a descansar hasta lograrlo», indica Raquel. En el hogar de Raquel, los dos de Rachel se evidencian en cada rincón.

Sus primas, Arlin y Hamely Díaz, la recuerdan con cariño y ternura. «Ella era todo; siempre estábamos juntas. Para nosotras, será muy duro y difícil estar sin ella. La amamos mucho», expresaron. Los vecinos del sector donde vivía la adolescente todavía están consternados por lo sucedido y también claman por justicia para Rachel.

ASÍ COMENZÓ LA TRAGEDIA

El pasado lunes 8 de julio, Rachel salió de su hogar acompañada de su amiga Duarquiris, con el propósito de planchar su vestido de graduación. Tras finalizar los arreglos y pagar por su vestido, aproximadamente a la 1:24 de la tarde, se dirigió hacia La Romana, donde tenía previsto abordar un transporte que la llevaría a su destino.

Daniel, un conocido de Rachel, tiene muchos conocimientos en informática y reparación de celulares. Unos días antes, Rachel le había enviado su teléfono para que se lo reparara. Sin embargo, el encuentro tomó un giro trágico cuando Rachel llegó a La Romana. Daniel, en su motor 90 color azul, la recogió en el Obelisco de La Romana y se dirigieron a su casa, con la idea de trabajar con su celular. Según registra el expediente del Ministerio Público, Daniel proporcionó una computadora portátil a Rachel para que esperara pacientemente mientras reparaba su teléfono móvil.

Rachel supuestamente se molestó por el tiempo que tenía esperando a que Daniel le entregara su teléfono, y se produjo un momento de tensión que empujaron al imputado a reaccionar golpeando a la chica de forma violenta en la frente, con una mandarria. “¿Tú me conoces?”, “¿Sabes quién soy?”, habría preguntado Daniel, y ella supuestamente le respondió: “Sí, tu eres Daniel”. Luego, el agresor la habría golpeado por segunda vez, según testimonio del propio imputado.

Este incidente tuvo lugar cerca de las 3:15 de la tarde. Al verla aturdida en el suelo, el imputado confesó que utilizó un cable de computadora para ahorcar a Rachel dentro de su residencia.

FRIALDAD ESPANTOSA

Tras consumar su crimen, Daniel salió de su casa para comprar un saco, una soga y plátanos. A su regreso, procedió a bañar a la víctima, quien había salido de su hogar con pantalón jeans azul, top blanco y un abrigo morado, además de llevar una cartera rosa y medias blancas. Después del baño, Daniel vistió a Rachel con el top, las medias y ató el abrigo en su cabeza. Sin embargo, el pantalón no fue encontrado. Según la investigación, el cuerpo de Rachel fue colocado dentro de un saco, atado con soga y camuflado con plátanos. La madre de Rachel, visiblemente afectada, relató cómo Daniel tenía todo fríamente calculado.

Incluso, la compra de la mandarria el mismo día del crimen. Según declaraciones de Daniel a los investigadores, él salió de su domicilio con el cuerpo de Rachel a las 6:40 de la tarde y se detuvo a comer una empanada cerca de su residencia. Siguiendo sus planes, Daniel trasladó el cuerpo de Rachel en su motocicleta, camuflándolo con plátanos.

Alegadamente, condujo solo durante la noche, desde La Romana hasta el municipio Miches, en El Seibo, donde finalmente abandonó el cuerpo sin vida de Rachel. Además, en medio de la materialización de su plan macabro, Daniel llamó a su novia para decirle que pasaría la noche con ella, sin saber a qué hora llegaría. Posteriormente, se detuvo en una gasolinera en Higüey y notificó nuevamente a su novia que ya estaba en la ciudad.

De regreso en La Romana, utilizó los mismos plátanos usados para encubrir el cuerpo de Rachel y preparó comida con su novia. La madre de Rachel negó que su hija fuera pareja de su verdugo, y se- ñaló que él desarrolló una obsesión hacia su Rachel, a medida que ella crecía. “Mi hija tenía todo planeado para su graduación. Siempre he sido una madre presente para mis hijos», expresó Raquel Santana, madre de Raquel.

EL TRAGO AMARGO

Rachel fue reportada desaparecida. Su familia estaba angustiada, desconcertada porque la joven no aparecía.

El viernes 12, doña Raquel vivió una pesadilla al enterarse de la detención de Daniel, en Santiago. Desesperada, pero con fe, esperaba encontrar a su hija Rachel con vida. Sin embargo, al ver llegar a su casa a varios agentes de la Dirección de Investigaciones Criminales (Dicrim), presintió lo peor. Con el corazón destrozado pero llena de esperanza, Raquel decidió seguir a los agentes hacia Miches. En El Seibo, se detuvieron para esperar instrucciones del fiscal. Acompañada de sus seres queridos, Raquel observó cómo los agentes, junto con la Defensa Civil y un carro fúnebre, se dirigían hacia el lugar donde estaba el cuerpo de Rachel.

Tras una angustiosa espera de unos 20 minutos, Raquel se acercó a un miembro de la Defensa Civil para confirmar hacia dónde se dirigían. Supo entonces que el cuerpo que iban a recuperar era el de una niña de Higüey, y ella decidió negar cualquier vínculo familiar para poder ver a Rachel una última vez. Al llegar al lugar del trágico descubrimiento, Raquel miró con esperanza hacia el cuerpo cubierto con una sábana amarilla. Con valentía, se acercó para confirmar su identidad. Al ver el rostro de su hija, su alma se quebró definitivamente.

La tragedia es aún más dolorosa para Raquel, quien lamentó no poder preparar el cadáver de su hija Rachel adecuadamente, para darle un último adiós de forma digna. «No pude hacerle nada a mi hija; ella estaba en descomposición. No le pude poner ropa, y eso me dolió mucho», expresó con tristeza doña Raquel. Esta madre destrozada pide a las autoridades que se haga justicia y se aclare todo lo concerniente a este caso. «Yo nunca imaginé que él la iba a matar; dudé mucho, porque él no parecía una persona mala», dijo Raquel, mientras lloraba aun lo acontecido a su hija.

Raquel también exigió que se interrogue a la novia de Daniel, afirmando que esta estaba al tanto de lo que ocurría. «A mí no me cabe en la cabeza que él lo hizo solo; quiero que me interroguen a la novia, porque ella sabía de todo», afirma Raquel Santana.

CONFESIÓN Y ENTREGA

Tras su apresamiento en Santiago, Daniel contactó a su madre para decirle que se entregaría a las autoridades. La madre de Daniel rápidamente se puso en contacto con el coronel para acompañarlo a Santiago, donde estaba su hijo. La madre de Rachel acusó a la novia de Daniel de estar involucrada en el crimen. La señora Raquel cuenta que Daniel enviaba videos a su novia a través de la red social Telegram, mostrando detalles desde la compra de la mandarria hasta el momento del homicidio.

El expediente acusatorio revela que Daniel, quien era empleado del Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep) en La Romana, mostró un comportamiento inusual los días previos al crimen. No asistió al trabajo el lunes y el martes, y sólo se presentó al mediodía, y supuestamente le dijo a una compañera que había matado a Rachel. Esta información fue inmediatamente reportada a las autoridades. Además, en medio de estas investigaciones, se dijo que Daniel había robado 89 mil pesos de la caja chica del Infotep y había pedido préstamos por sumas considerables, de hasta 105 mil pesos.

El miércoles posterior al crimen compró un celular barato en una tienda de La Romana y se dirigió hacia Santo Domingo, donde le dejó su motor a un amigo y buscó a una persona para que lo llevara a Santiago por 10,500 pesos. Al ser arrestado, se encontraron múltiples pertenencias en su posesión, incluyendo prendas de vestir, teléfonos móviles, cargadores y libros, entre otros objetos personales. En un mensaje enviado a su madre el miércoles 10 de julio, Daniel expresó temor por su vida, alegando que sus enemigos lo buscaban.

Sin embargo, en sus declaraciones, Daniel no ha dado motivos claros del porqué del homicidio. En un audio enviado a un primo de Daniel y compartido con El Tiempo se revelan palabras del propio homicida. En el mensaje, Daniel se disculpa y confiesa: «Hola brot, te habla Daniel. Me voy a entregar.

La pregunta que tal vez te haces: sí, fui yo quien lo hizo. Más que a otra gente, a ti te pido perdón, porque aún así como eres conmigo, te fallé. Nunca intenté tener relaciones con esa muchacha. Te fallé. Tú sabes que te amo mucho y que te quiero. Necesito que me perdones. Sé que con un perdón no soluciono nada; tengo que asumir lo que hice». En dicho mensaje de voz a su primo, Daniel continúa expresando arrepentimiento y reflexiona sobre las consecuencias de sus acciones.

«Fue una estupidez. Podría largarme como me estaban planeando, pero no lo haré, porque no somos gente de eso. Haz las cosas bien. Espero que te vaya bien, manito, y que aprendas a hacer las cosas razonablemente y no te dejes llevar por malas influencias.» Raquel, en medio de su lucha por justicia, enfrenta el dolor de perder a su hija bajo circunstancias tan trágicas y espera que todo el peso de la ley caiga sobre los responsables. Actualmente, Daniel cumple tres meses de prisión preventiva, mientras se desarrolla el proceso judicial en su contra.