La situación en Haití se deteriora con cada día que pasa. Las bandas armadas ejercen un control despiadado sobre gran parte del territorio, sumiendo a la población en un caos sin fin. Mientras tanto, la comunidad internacional observa desde la distancia, sin tomar una postura clara y decisiva para mitigar esta crisis a corto plazo.
La falta de una fecha definida para las elecciones y la unificación de las bandas armadas en contra de las autoridades actuales, agravan aún más la situación. La reticencia de las naciones poderosas a fijar una postura firme y decidida, que no deje espacio a la interpretación, evidencia una preocupante falta de compromiso frente al horror indetenible que vive el pueblo haitiano.
Es hora de que los líderes mundiales dejen de lado sus intereses geopolíticos y actúen de manera decisiva para brindar ayuda humanitaria, promover la estabilidad política y contribuir al desarrollo sostenible en Haití. La inacción solo perpetúa el ciclo de violencia y desesperación, creando un terreno fértil para el surgimiento de más conflictos a largo plazo.
Urge que los líderes mundiales demuestren verdadero liderazgo y solidaridad con el pueblo haitiano, ofreciendo recursos y apoyo significativo. En este contexto convulso, República Dominicana refuerza sus medidas de seguridad nacional, una decisión que respaldamos plenamente.
Reiteramos que los problemas de Haití deben ser resueltos por sus propios ciudadanos, con el apoyo decidido de la comunidad internacional. El Estado dominicano está dispuesto a seguir ayudando en esa dirección, pero reconoce sus limitaciones y también sus obligaciones frente a esa crisis.