Desde este lunes y hasta el domingo, cientos de miles de personas se movilizarán en todo el territorio nacional por motivo de la Semana Santa, fecha en la que los cristianos recuerdan la muerte y resurrección de Jesús.
Como cada año, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) intentará reducir al mínimo el balance trágico de vacacionistas que no siempre actúan conforme los postulados bíblicos que invitan a la reflexión y el recogimiento espiritual de los creyentes.
Y es que, paradójicamente, durante Semana Santa los muertos, heridos e intoxicados por distintas causas escenifican el lado opuesto de una conmemoración religiosa que honra la entrada a Jerusalén, la Última Cena, la muerte y resurrección de Jesús, el hijo de Dios.
Las autoridades invitan a la población al comedimiento, a compartir en familia estos días de reflexión, sin excesos ni alborotos, pero la gente suele hacer caso omiso a esos mensajes, y en cambio prefiere celebrar cada uno de esos días cual si fuesen los últimos de sus vidas.
Es así como los accidentes de tránsito en calles y avenidas, ahogados e intoxicados engrosan el registro de víctimas producto de festividades y celebraciones sin control, muy alejadas del calendario que la Iglesia Católica define para honrar esta fecha especial.
Esta es la primera Semana Santa en la que luego de dos años de pandemia la población dominicana podrá moverse sin mascarillas, bañarse y socializar sin el temor intenso a contagiarse con el covid-19.
Sin embargo, esperamos que prevalezcan la sensatez y el sentido común, y que esta Semana Santa sirva para recapacitar en torno a los problemas que nos acusan como nación, y que juntos podamos afrontar el desafío común de construir un mundo más justo y equilibrado.