Mañana martes se cumplen dos años del gobierno presidido por Luis Abinader, un tiempo que ha puesto a duras pruebas su capacidad gerencial en la conducción del Estado.
Han sido tiempos difíciles. Luis Abinader asumió en medio de una pandemia implacable, que enfermó y quitó la vida a millones de personas. Una pandemia que además devastó la estructura económica de muchos países, sintiéndose con mayor impacto en las naciones más pobres.
La urgencia de primer orden fue socorrer a los sectores vulnerables ante las secuelas de esa crisis sanitaria. República Dominicana no fue la excepción.
El Gobierno inició de inmediato un plan de acción focalizado en políticas de fortalecimiento de los servicios sanitarios, ampliación de los programas sociales y medidas de protección de empleos.
La rápida intervención de las autoridades, con una participación importante del sector privado, evitó que nuestro país sucumbiera frente a los efectos de la pandemia.
Y ha sido este el punto más favorable de la gestión de Luis Abinader, el manejo correcto, con decisiones sabias y oportunas, frente al impacto de esta crisis sanitaria, reconocido incluso por importantes organismos internacionales.
La presente administración también ha tenido que lidiar con las consecuencias de esta pandemia a escala mundial, sobre todo en el orden financiero. El alto costo de las materias primas, fluctuación en las cadenas de suministros y el encare- cimiento del petróleo, han sido solo algunos de los distintos frentes que ha tenido que encarar este Gobierno.
Así las cosas, Luis Abinader arriba a la mitad de su cuatrienio, con un baúl cargado de desafíos y abundantes exigencias, dentro y fuera de su gobierno.