La tragedia de Christopher Colomé conmocionó al país, por las circunstancias que rodean este desafortunado episodio de violencia extrema.
Sin embargo, más allá de las expresiones de dolor y solidaridad por la muerte del pequeño de ocho años, debemos reflexionar sobre las causas subyacentes de ese hecho abominable.
Christopher vivía bajo el cuidado de una tía, quien enfrenta acusaciones de las torturas que provocaron la muerte a su sobrino. Esta realidad revive un problema arraigado en nuestra sociedad: la necesidad de que los padres confíen la custodia de sus hijos a terceros,casi siempre motivados por la responsabilidad laboral para sostener a sus familias.
En República Dominicana, es común que los progenitores recurran a parientes o particulares para el cuidado de sus hijos, ya que el Estado no siempre proporciona alternativas accesibles para esos fines, como guarderías debidamente certificadas y con personal cualificado. ¿Cuántas guarderías subvencionadas por el Gobierno existen en Verón, donde residía aquel niño?
La respuesta a esta interrogante arrojaría luz sobre las limitaciones estructurales que afrontan los padres, al buscar opciones seguras y confiables para el cuidado de sus hijos mientras trabajan.
Este incidente debería ser un llamado de atención para el Estado. Es esencial que se intervenga, de manera inmediata y efectiva, en la implementación de políticas que garanticen el acceso equitativo a servicios de cuidado infantil.
Además, que se realice una evaluación exhaustiva de la disponibilidad y calidad de estas instalaciones en comunidades vulnerables. La seguridad y el bienestar de nuestros niños deben ser una prioridad nacional.