El próximo domingo, más de ocho millones de ciudadanos dominicanos tendrán en sus manos la poderosa oportunidad de dar forma al futuro de su nación, al elegir a un nuevo presidente o reelegir a quien actualmente lidera el Estado dominicano. El acto de elegir a un presidente es mucho más que un ejercicio democrático.
Es un compromiso colectivo con la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Enfrentamos desafíos que exigen visión y acciones concertadas. La pobreza y la falta de oportunidades persisten como una realidad incómoda. Cientos de miles de personas dependen aún de los programas sociales oficiales para satisfacer necesidades básicas, y eso no es un signo alentador.
El sistema de salud requiere una atención especial. Mejorar la infraestructura hospitalaria, ampliar la cobertura de seguros médicos y garantizar atenciones s inclusivas, deben ser prioridades inmediatas para el nuevo gobierno. La calidad educativa es otro pilar fundamental que requiere atención urgente.
El próximo presidente debe liderar el camino hacia un currículo moderno, que prepare a nuestros estudiantes para competir en igualdad de condiciones en un mundo cada vez más globalizado. La creciente preocupación por la inseguridad ciudadana y la carestía de los alimentos de primera necesidad, son también problemas que afectan la calidad de vida de los ciudadanos.
La tarea de gobernar conlleva una responsabilidad inmensa de servir con integridad y compromiso hacia el bienestar colectivo. Esperamos y deseamos que el próximo presidente sea un faro de esperanza, que guíe a la República Dominicana hacia un mañana más prometedor y próspero para todos sus habitantes.