PUNTA CANA, RD.- La respuesta que dio el opositor Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a las denuncias de presuntas irregularidades sustentadas por el Gobierno, replantea la confrontación que desde ya se perfila bien agitada entre ambos sectores.
El PLD, tras ocho años consecutivos en el poder, prácticamente ha desafiado a las autoridades gubernamentales a que sometan ante la acción de la justicia a cualquier ex funcionario que haya cometido indelicadezas en el cumplimiento de sus obligaciones.
La respuesta en tono contundente de los peledeístas alude las imputaciones que viene haciendo este gobierno desde el pasado 16 de agosto, cuando Luis Abinader asumió las riendas de la cosa pública.
Desde esa fecha, no pasa una semana sin que distintos ministros o encargados de instituciones importantes del Estado hagan mención de hechos que a su juicio ameritan ser investigados.
Otros funcionarios aprovechan la presencia de periodistas en cualquier escenario para decir que ordenaron auditorías en sus respectivas entidades, porque supuestamente hallaron situaciones fuera del marco de la ley.
Sin embargo, hasta el cierre de la presente edición de este semanario, ninguno de los denunciantes había informado de algún contacto con el Ministerio Público para solicitarle un proceso de investigación al respecto, más allá de lo dicho ante un reportero y posteriormente registrado en la prensa nacional.
La sociedad dominicana espera que las autoridades rompan con el círculo vicioso de mostrar hechos con ribetes de corrupción, hacer escándalos mediáticos sobre los mismos, y al final de cuentas no impulsar su conocimiento y profundización ante los estamentos judiciales correspondientes.
Por esta razón, muchos ciudadanos tienen una actitud escéptica siempre que se habla de sentar en el banquillo de los acusados a ex funcionarios señalados como corruptos.
Si desde el Gobierno no se envía una señal clara de que real y efectivamente existe la voluntad para investigar con sentido de seriedad el festival de denuncias de presuntas anomalías, entonces de nada valió el respaldo masivo que en esa dirección dio el pueblo dominicano al proyecto presidencial de Luis Abinader. Y peor aún, el propio Gobierno quedaría mal parado ante el grito aguerrido y retador de su principal enemigo político, el PLD.