Punta Cana. -Como medida preventiva para evitar rebrotes o el regreso a casi cero en las tasas de positividad y de fallecidos por el covid-19, muchas naciones han anunciado desde ya un conjunto de medidas orientadas a limitar la movilización masiva de personas por motivo de la Semana Santa.
En Perú, para citar un ejemplo, el Gobierno ha dictaminado cuarentena desde el día primero hasta el 4 de abril, que es el período en que generalmente se mueve más gente hacia diferentes destinos y por distintas razones.
Las autoridades de ese país suramericano permitirán solo salidas peatonales o en bicicletas para hacer compras de productos de primera necesidad. Hasta el cierre de la presente edición de este semanario, Perú tenía cifras escalofriantes derivadas de los estragos del coronavirus en ese país, con un millón 435 mil 598 casos confirmados y 49 mil 523 fallecidos.
Estados Unidos y muchas naciones europeas han endurecido la exigencia de presentar pruebas PCR negativas a ciudadanos que ingresen a sus territorios. Todo este dispositivo de seguridad sanitaria adquiere, obviamente, una connotación especial en esta época del año, cuando millones de personas se desplazan para vacacionar o con fines religiosos.
En República Dominicana, aunque siguen muriendo ciudadanos enfermos por el co- vid-19 y los positivos siguen contándose por miles, el Gobierno no tiene pretensiones de endurecer las medidas en la Semana Mayor.
El toque de queda, que pudiera verse como la medida más drástica para evitar contagios masivos, no será tampoco razón para que nadie se quede en casa durante esos días, como ocurrió en la Semana Santa del pasado año, cuando apenas comenzábamos a conocer de cerca el covid-19.
Muchos esperaban que al menos el toque de queda iniciara a una hora más temprana a la establecida en el último decreto que describe el nuevo orden de las disposiciones contentivas del actual estado de emergencia. Pero no fue así.
Habrá libertad para disfrutar de Semana Santa hasta las 7:00 de la noche, de viernes a domingo, y con tres horas de “ñapa” para circular sin ser apresado por la Policía. La sabiduría popular concluiría al respecto diciendo: “que Dios nos agarre confesados”.