EL SEIBO. Según el IX Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010, la tasa de desempleo promedio en El Seibo era de 18.2%, situándose significativamente por encima del promedio nacional que es de 15%, lo que lleva a que en la actualidad haya una tasa de emigración de un 19.86%.
Esa alta tasa de desempleo todavía es latente en la población seibana y ha provocado que una buena parte de la población emigre a otros pueblos del país. Por lo general se trasladan a la provincia La Altagracia, tal vez por ser la más cercana y con altas expectativas de empleos, sobre todo en el área de hostelería. Aunque otros prefieren ir a La Romana que, también tiene ofertas laborales.
Aún sin cumplir la mayoría de edad, muchos jóvenes de El Seibo ya están pensando en abandonar el pueblo que los vio nacer, motivados por encontrar un lugar que les permita avanzar y crecer económicamente, con oportunidades y proyectos de vida que son un viaje seguro para prosperar y ayudar a sus familias. Todo se resume en la falta de espacios de formación y exclusión en su localidad natal.
HISTORIA DE LOS JÓVENES
Muchos de ellos, obligados por el desempleo, encontraron un refugio en la zona hotelera de Bávaro y Punta Cana. Luis Daniel Pérez, es uno de esos jóvenes que decidió dejar a su familia y buscar “futuro” en otro lado.
“Trabajé en distintos negocios en El Seibo, pero solo me mataba en largas jornadas. Entonces, terminé el bachillerato y un amigo me llevó a Bávaro. Viajé durante un tiempo, hasta que decidí quedarme. Como yo vine, he traído a varios amigos. Algunos siguen viajando para ver a sus familias y otros ya salieron de El Seibo, porque allá no hay nada”, enfatizó Pérez.
Marielis Santana, una seibana que también emigró, narra que en El Seibo aparecen algunos empleos, pero los horarios son muy extensos y el salario es poco, de forma que se hace difícil para un joven continuar sus estudios, ya que termina agotado por las tantas horas de labor.
“Es lamentable ver cómo salen de los politécnicos y hay pocas fuentes de empleos. Por ejemplo, en ocasiones existen vacantes, pero el primer obstáculo es no tener experiencia laboral, y ese joven que necesita el empleo para costear sus estudios universitarios o ayudar a su familia se queda en el aire y, tiene que salir de aquí a ver si es que aparece una empresa que lo pueda contratar”, dijo Santana.
Abiatal De la Rosa y Orlando Acosta, jóvenes seibanos, aseguraron que el sector privado es muy tímido para invertir en el pueblo, por lo que siempre se van a lo seguro, con bancas de loterías, ganadería y mueblerías.
“Aunque los jóvenes sean profesionales no existen plazas para todos y deben emigrar. Todo se maneja por política. Creo que la única solución sería explotar lo que tenemos. Más técnicos en materia de cacao, préstamos a tasa bien baja, más tecnificación en la ganadería y la intervención del Gobierno”, consideró De la Rosa.
