¿Quién nos librará de esa plaga?

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PUNTA CANA. La muerte de varios miembros de una sola familia residente en Verón- Punta Cana, tras ser embestidos por un autobús en la carretera que une esta localidad con La Otra Banda, mantiene consternada a la provincia La Altagracia. Las reacciones se mezclan entre el dolor desgarrador de amigos y parientes de las víctimas, y la impotencia que produce en los ciudadanos la inacción de las autoridades para enfrentar con firmeza la “plaga” de los accidentes de tránsito.

En La Altagracia, los accidentes de tránsito se han convertido en la principal causa de muerte. Sus calles y avenidas son verdaderos centros de terror, con choferes mal educados que muestran un manejo temerario y sin respeto a las más elementales normativas de tránsito.

Las cifras oficiales ubican a La Altagracia entre las siete provincias que, según la distribución de muertes ocasionadas por accidentes de tránsito, concentran el 60 % de esas tragedias, las cuales dejan secuelas preocupantes de decenas de muertes y El resto de estas demarcaciones son Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal, La Vega, el Distrito Nacional y Puerto Plata.

No pasa un día sin que en cualquier pueblo altagraciano se reporte un accidente en las carreteras, casi siempre catastrófico. Pero a pesar de esta realidad inquietante e innegable, de las autoridades no se escucha ningún tipo de pronunciamiento y mucho menos se conoce un plan de acción integral con estrategias concretas para ponerle cara a este flagelo.

Para colmo de esta actitud indiferente, el marco jurídico que regula la seguridad vial en nuestro país es irritantemente piadoso y complaciente con los infractores causantes de desgracias. Seguimos desamparados y a merced del peligro acechante en las carreteras.