Periodismo responsable

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PUNTA CANA. El periodismo crítico siempre estará sometido a las presiones propias de quienes no alcanzan a comprender la razón de ser de esta profesión. El periodismo es crítico, porque está moralmente obligado a combatir injusticias, abusos y vejámenes de todo tipo, y por ser un guardián celoso e insustituible de la democracia y los derechos fundamentales de las personas.

El periodismo será siempre crítico, porque su ejercicio consciente y pleno lo convierten en un poderoso timonel de los sueños y esperanzas que inspiran la búsqueda incesante del bienestar común. El periodismo crítico se aferra al principio universal que propugna el respeto al derecho de las personas a satisfacer sus más justas exigencias de bienestar general en una sociedad democrática.

El periodismo responsable no debe renunciar nunca a estos propósitos elementales, porque simplemente dejaría de ser. Y esto jamás ocurrirá, porque su principal desafío es contribuir en la creación de un mundo mejor organizado y libre de mentalidades rancias y caprichosas. Por fortuna, el acoso constante al periodismo crítico suele tener patas cortas, porque en la mayoría de los casos no prospera más allá del desequilibrio de quienes precionan de forma abierta o soterrada.

Por todo esto, el periodismo crítico y responsable está obligado a no sucumbir ante nada ni nadie, y mucho menos frente a los desvaríos de los que ejercen el poder con actitudes avasallantes y egocéntricas. Para que no se olvide, el periodismo es crítico o no es. El resto es publicidad, propaganda, relaciones públicas o tráfico de influencias.