Tal vez fue una intensa clase de spinning la que te llevó al límite, o alcanzar tu mejor marca personal en sentadillas. Quizá fue bailar toda la noche en una boda, usando músculos que no habías ejercitado en años. Sea cual sea la causa, al día siguiente te siente un poco rígido, adolorido y te movés con lentitud.
Las razones por las que los músculos se resienten son sorprendentemente misteriosas, con varias teorías que se popularizan y luego se descartan. La causa de los dolores es compleja, según Gene Shirokobrod, fisioterapeuta y director general de Recharge Health & Fitness en Maryland. “La respuesta es que aún no lo sabemos”.
Lo que sí sabemos es que el dolor es una respuesta inflamatoria a los tejidos dañados. Por lo general, no significa que hayas hecho algo mal ni que te estés poniendo en forma. En la mayoría de los casos, es solo un efecto secundario desagradable de un entrenamiento duro, después del cual el cuerpo se recuperará por sí solo. Pero si ignorás un músculo adolorido y seguís entrenando, corrés el riesgo de sufrir lesiones más graves.
Encontrar maneras de reducir el dolor muscular es una industria multimillonaria que incluye botas de compresión, pistolas de masaje y tinas de hielo. Aunque muchas herramientas de recuperación te hacen sentir mejor, hay una diferencia entre el alivio y la verdadera reparación de los tejidos dañados.
Por suerte, no se necesitan trucos caros o elaborados para recuperarse. Unas técnicas sencillas, junto con un enfoque “desde dentro hacia fuera”, te ayudarán a prevenir los dolores, recuperarte adecuadamente y evitar lesiones.