Desde el inicio del siglo XXI, la Major League Baseball (MLB) ha sido testigo de una increíble generación de talentos provenientes de la República Dominicana, un país que se ha consolidado como una cantera inagotable de estrellas en el béisbol. Los peloteros dominicanos han dejado una marca indeleble en el deporte, deslumbrando a fanáticos y expertos con su habilidad, destreza y pasión por el juego.
Esta década ha visto surgir a un grupo de jugadores que no solo han dominado en sus respectivos roles, sino que también han elevado el nivel de competencia en el béisbol profesional. Algunos serán citados a continuación: Conocido como «La Máquina», Albert Pujols sobresalió con un swing preciso y potente, que emanaba desde su mitad inferior y se complementaba con manos ágiles. Este estilo lo posiciona entre los mejores bateadores diestros de la historia del béisbol. Rogers Hornsby, Hank Aaron, Willie Mays, Joe DiMaggio y Albert Pujols están en la misma conversación. Pujols, elegido en la 13ª ronda del draft y futuro miembro del Salón de la Fama en 2028, tuvo una carrera estelar con los Cardinals durante 12 temporadas, a pesar de un final menos destacado con los Angels.
Alex Rodríguez, conocido como A-Rod, marcó el inicio de una era dorada para los campocortos, una posición antes dominada por jardineros. Desde el 1 de enero de 2000, ha sido tres veces MVP de la Liga Americana (2003, 2005, 2007), 11 veces All-Star, siete veces Silver Slugger, campeón de la Serie Mundial en 2009 y ha conectado 548 jonrones (el segundo mejor registro desde 2000). A pesar de su talento innegable, una larga suspensión por esteroides empañó su carrera, dejándolo con un asterisco en su legado.
David Ortiz, conocido como Big Papi, será recordado principalmente por sus momentos decisivos. Como el mejor bateador designado, Ortiz acumuló 541 jonrones y un OPS de .931, pero sus hazañas en los playoffs destacan aún más. En tres Series Mundiales con los Boston Red Sox, conectó 17 cuadrangulares y bateó .455 en 14 juegos. En la Serie Mundial de 2013, a los 37 años, tuvo un rendimiento sobresaliente, bateando 11 de 16 con dos jonrones y ocho bases por bolas. Su compañero Dustin Pedroia lo describió como alguien que siempre destacaba en los momentos más importantes.
Pedro Martínez, desde el 1 de enero de 2000, ha sido miembro del Salón de la Fama y ganador del Cy Young en 2000. Fue cuatro veces All-Star, tres veces líder en efectividad, y ganó la Serie Mundial en 2004. Durante el período de 1997 a 2003, Martínez fue uno de los lanzadores más dominantes, con una marca de 118-36, una efectividad de 2.20 y tres premios Cy Young, desafiando incluso la «Maldición del Bambino».
Finalmente, Manny Ramírez, con dos títulos de Serie Mundial y un MVP de la Serie Mundial en 2004, destacó como uno de los bateadores más puros de su época. A pesar de sus controversias, incluyendo positivos por esteroides y su comportamiento excéntrico, Ramírez tuvo siete temporadas con un OPS superior a 1.000 y jugó un papel crucial en la primera Serie Mundial ganada por Boston en 86 años.
