PUNTA CANA, RD. Se argumenta que la MLS, a pesar de los avances vistos, permite a Messi destacarse debido a la estructura del jugador designado que favorece la conformación de equipos desequilibrados. Esta disparidad se ve especialmente entre el ataque y la defensa, donde la calidad defensiva no coincide con la inversión general en la liga.
Aunque Messi es un jugador excepcional y actual ganador del Balón de Oro, su dominio desde el inicio en la MLS refleja una dinámica que podría esperarse en una liga diseñada para que los atacantes brillen más que en otras ligas más equilibradas y competitivas.
Comparado con la Copa del Mundo 2022, ha habido poca diferencia, excepto en dos aspectos clave: Messi no ha realizado ninguna entrada ni ha interceptado pases en los primeros dos partidos de Argentina, y tampoco ha logrado avanzar mucho con la pelota.
En Qatar, Messi promedió 12.3 avances progresivos cada 90 minutos (definidos como movimientos en el tercio atacante avanzando al menos cinco metros hacia el arco), pero en la Copa América esa cifra cayó a 5.5. A medida que envejece, se ve obligado a adaptar su juego, priorizando aquellas habilidades que le permiten tener el mayor impacto. La disminución en su desempeño defensivo, evidenciada por la reducción en los avances mencionados anteriormente, tiene sentido en este contexto.
