Ernesto Rivera (DUKE) / redaccion@editorabavaro.com
La educación primaria (2)
Frank estudiaba, creo, en una academia militar de Santo Domingo y venía sólo de vacaciones; Olga era la única hembra y, por último, Domingo era el más joven de todos.No sé si don Emilio tuvo más hijos fuera de en otro matrimonio, creo que no; si los tuvo no los conocí. Se comentaba sobre una hija o un familiar muy cercano en quien al parecer Trujillo puso los ojos y que era el motivo de esa rabia impotente y ese carácter retraído de aquel señor a quien nunca vi sonreír. Recuerdo que llegó a Higüey como encargado de una estación de monta y remonta del gobierno y que vestía siempre de militar, ropa de color caqui, botas y polainas de color marrón. Pantalones abombachados y con una fusta en la mano cómo se usaba en los tiempos del Jefe.
Todo esto viene a cuento, antes de seguir adelante, porque luego conocí a un personaje que creí familiar suyo o pariente muy cercano a él que tuvo mucho que ver en nuestra vida de estudiantes y que aunque en principio creí que era hijo suyo, luego alguien me aclaró después que era su sobrino.
Nunca me quedó claro su consanguineidad, pero mucho tiempo después le conocí y dudo que no hubiera alguna familiaridad entre ellos, pues parece ser que la sangre militar corría por las venas de toda esta familia. Al día de hoy, de todas formas le recuerdo con respeto y admiración.
De este personaje, muy importante en este relato avanzaremos algo ahora, aunque volvamos a tocarlo luego de manera más extensa.
No creas que he olvidado que iba a hablarte de mis años en la secundaria, cuando me vinieron estos recuerdos a la mente y no sé por qué los abordé de inmediato, pero de verdad que para mí es una parte importante de mi vida y quizás temí que avanzando mis relatos terminara la obra y los olvidara. Pues bien, escucha que ya habrá tiempo de volver atrás y hablarte de la secundaria.
Estábamos ya en la universidad estudiando Medicina y residiendo en el Colegio Mayor Universitario San José de Calasanz del que hablaremos luego. Mis principales salidas fuera del recinto eran para visitar a la doctora Bienvenida Montás Soto, como tú recordarás, administradora de mis fondos y paño de lágrimas de una larguísima familia acogida por ella con su gran corazón, aunque no tuvo hijos biológicos.