sábado, noviembre 23, 2024
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Sellados con el Espíritu Santo

Efesios 1:22 “en el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras”. Hablar de arras en el escenario bíblico, es hablar de la palabra en hebreo arrabon, que en su transliteración significa prenda. Este término tanto el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, se usaba en sentido legal para cualquier negocio como una primera cuota, un depósito o una promesa con que la parte contratante sellaba una carta y se obligaba a pagos adicionales futuros. Era un símbolo de garantía que hoy en día pudiéramos verlo como algún tipo de contrato, pues el apóstol Pablo menciona esta palabra en varias ocasiones en el nuevo testamento en sus carta a los corintios, a los romanos y a los efesios denotando la importancia que quería transmitir de que el Espíritu Santo era la garantía de nuestra herencia.

A veces estamos más preocupados por las posesiones materiales y por crear bienes materiales, que mantener en nosotros la garantía de nuestra herencia celestial, el Espíritu Santo. Tal vez para reclamar una herencia terrenal solo necesitas tener el apellido, que es algo que se adquiere al nacer, pero para adquirir la herencia celestial, hay que confesar a Dios como nuestro señor y salvador, y mantener el Espíritu Santo en nuestra vida a través de los frutos que llevemos en nuestro diario vivir.

Una de mis citas favoritas es Efesios 4:30, relata que no debemos entristecer al Espíritu Santo en nuestra vida porque él es el sello de nuestra redención, no hay ningún otro. A veces entendemos que el Espíritu Santo se traduce en manifestaciones pero no es así, se trata más de eso, se trata de un instructor, de un consolador aquel que gime delante del Padre por nosotros. Juan 14:26, nos dice que él nos enseñará todas las cosas y nos recordará todas la enseñanzas de Jesús en nuestra vidas, así que lo primordial a mantener en nuestra vida se llama el Espíritu Santo de Dios en nuestros corazones.