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Alma Julián / alma.julian@gmail.com
Platicar con alguien a quien conocemos no resulta difícil. El inconveniente suele surgir cuando tenemos enfrente a personas que no conocemos. Se nos plantea el reto de entablar una conversación, pero cuidado, no debemos hablar de temas que no conozcamos.
El tema de conversación puede variar mucho en función del grado de confianza que tengamos con las personas presentes. Si la reunión es familiar podemos tratar temas más personales, pero si la reunión es social tendremos que tratar temas más generales y de interés común para todos, intentando no hablar de personas que no se encuentren presentes.
En reuniones profesionales, podemos tratar temas mucho más específicos de la profesión, sirviéndonos de enlace para charlar sobre otros temas más generales. Existen una serie de temas que no deberían sacarse en conversaciones entre personas poco conocidas, como son la política, la religión y deportes. Evitemos en las charlas entrar en polémicas o valoraciones.
No somos quien para juzgar actitudes o posturas ajenas y distintas a las nuestras. Seamos respetuosos con las opiniones de nuestros oyentes. Hay que tratar de tener una reunión o encuentro tranquilo, cordial y ameno.
El lugar donde tiene lugar la conversación es muy importante. En la mesa por ejemplo, está totalmente prohibido hablar de enfermedades, de hospitales y de temas similares. Tampoco es muy correcto presumir de lo que tenemos, de lo que valemos y de lo que somos.
Nunca debemos aparentar saber de todo. Hay que ser discreto, prudente y respetuoso.
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