Café claro: No necesitamos campañas, necesitamos leyes
Nancy González | ngonzalez@editorabavaro.com
De tanto en tanto se escucha una campaña popular que reza así: «hay que cuidar nuestros niños».
Esa frase regularmente viene acompañada de un delito descomunal que conmueve lo más visceral de una mujer, la pérdida de un hijo.
Una ilustración de ello es lo vivido con la pequeña Liz María, una historia cíclica de nuestro país. Pues de tiempo en tiempo violan, matan y desechan a inocentes criaturas cual trapo viejo que no sirve más para limpiar trastes.
Qué diremos, que la culpa reposa sobre la madre, el padre, la abuela, el vecino… ¡NO! Todo esto es producto de una cultura ancestral sin castigo, que goza de potestad para mirar a un menor de edad, y convivir con este si así le pareciere.
Todo esto es producto de una cultura todavía silente ante la pedofilia muchas veces permisiva por «un negocio».
Y muchos saben a lo que me refiero cuando hablo de «negocio». Ese intercambio que se gestiona lastimeramente por un bien material únicamente satisfactorio para los negociantes, en detrimento de las terceras partes involucradas.
Tal vez no fue ese el caso de Liz María. Ahora bien, hay que colar el café claro. Hablamos de un individuo calificativamente enfermo, que estuvo dentro de una familia ofreciendo a una niña de 9 años un teléfono celular.
Si esa versión de la historia es verídica, ¿no fue esa una razón suficiente para levantar sospechas?
Pero dejemos de buscar culpables. Seamos honestos.
En República Dominicana no hay un régimen de consecuencia estricto para este tipo de crímenes. De manera que, en este punto no necesitamos una campaña para aprender a cuidar nuestros niños y niñas, necesitamos leyes que condenen tales delitos seriamente.
