Café claro: ¡No… Claro que no estuvo bien!
Nancy González | ngonzalez@editorabavaro.com
En estos días llegué a escuchar a alguien decir que «estamos muy susceptibles» por lo que sucedió con la pequeña Liz María.
Con esa expresión se argumentaba que no deberían someter drásticamente a la Justicia un artista conocido como Don Miguelo, quien aparece en un vídeo incitando varias niñas a bailar.
Usted dirá que fue un simple baile, pero esas niñas no estaban bailando merengue, bachata, o en un cumpleaños. Esas niñas estaban moviéndose de manera sensual, como si fueran adultas y siendo expuestas al público con el consentimiento de los padres, según el artista.
No conozco a ese señor, tampoco tengo nada en contra de él. Ahora bien, ¡no… Claro que no estuvo bien!
Y pienso que no estuvo bien porque hablamos de menores de edad en una etapa de la vida en la que su centro de diversión no debería ser comportarse como un adulto. Además guiadas por la misma persona que en plena cuarentena hacía vídeos en vivo con mujeres semi desnundas, supuestamente para mantener a la gente entretenida en sus casas.
Pero y qué sociedad es esta. ¿En qué nos hemos convertido? ¿De qué manera puede usted asociar el escenario de esas niñas con el de las mujeres semi desnudas de varios meses atrás sin sentirse indignado? Dígame usted. ¿Todavía sigue creyendo estuvo bien?
Mi mensaje es este: los niños y niñas son eso, niños, y el Código del Menor nos recuerda que debemos protegerlos de cualquier circunstancia que ponga en riesgo no solo su integridad física y mental, si no también moral y espiritual. Por eso, si los padres o tutores lo consintieron, estos también deberían responder por ello.
Si usted como adulto desea hacer cuanto le parezca, nadie puede impedírselo, pero basta de hipersexualizar a nuestros hijos y subirlos a las redes sociales como un medio de diversión que únicamente responde al propósito de ganar «likes monetizados».
Recuerde que detrás de la pantalla de un celular no siempre hay alguien bien intencionado, también hay pervertidos, pederastas, enfermos que con alevosía incurren en delitos graves, crímenes que luego se convierten en un caso más, en una Liz María más…
