Algunos abogados de La Romana se han dedicado a ofrecer sus servicios abiertamente en los distintos destacamentos policiales, y cuando una persona está bajo arresto en el cuartel general de la Policía, aprovechan el lugar para hacer sus diligencias procesales. Esto se puede malinterpretar, ya que se podría pensar que los agentes policiales también pudieran estar creando una especie de mercado y negociando con los presos. Cada cosa tiene su tiempo y el lugar idóneo de los juristas son los tribunales y no los cuarteles.