Los viejos problemas del hospital Antonio Musa
(Elisa Mercedes/Especial para El Tiempo) Hay obras que se inician en el marco de una determinada administración gubernamental y sobrepasan las fronteras del tiempo, prácticamente con muy pocos avances. Una de esas obras es el hospital regional doctor Antonio Musa, de San Pedro de Macorís, lugar al que son llevadas la mayor parte de las emergencias graves de El Seibo, Miches, Hato Mayor, Higüey, La Romana y San Pedro de Macorís.
Estaba quien suscribe todavía ejerciendo el periodismo en Radio Seibo, hacia la primera década del 2000, cuando se inició la reconstrucción de este nosocomio, la que todavía hoy no concluye. Pero hay que reconocer que este importante centro de salud tuvo esa suerte desde su inicio en el 1979, construcción que estuvo paralizada por más de 20 años, siendo concluido en el 1993, quedando entones pequeño para la población a la que debía dar servicio, que es prácticamente todo el Este, y esto es lógico pues en 20 años es mucho lo que crece el número de habitantes de una región.
A pocos años de la inauguración de este centro de salud, se dio inicio a su ampliación y reconstrucción sin que se concluyera. El último reinicio se verifica el 10 de febrero del corriente año, cuando el Gobierno anunció la inversión de 2,340 millones de pesos para terminar la edificación.
Los trabajos avanzan, pero las quejas de los pacientes continúan también, muchas veces con razón, se quejan por el aspecto de la edificación o porque se dañó el ascensor, como ocurrió la semana pasada, por la cantidad de tiempo que deben esperar para recibir uno que otro servicio o por la falta de sororidad y compromiso de algunos colaboradores del sector salud, entiéndase dos o tres médicos y enfermeras que olvidan que sus salarios proceden de esos mismos a quienes atienden. Sin embargo, hay que reconocer la valía y entrega de la generalidad de los médicos y enfermeras que hacen de “tripas corazón” para atender a sus pacientes. Igualmente es admirable el compromiso asumido por las autoridades administrativas, involucrándose de lleno en la solución de los inconvenientes que surgen diariamente.
El mal estado de algunas salas de internamiento con filtraciones al 2×1, la precariedad en los baños y otras áreas es soportable en lo que se termina el proceso de construcción en agosto del 2023. ¡Ojalá sea!