CALI, Colombia (AP). Por primera vez en años Víctor Escobar suspendió la toma de la mayoría de los medicamentos que tiene indicados, entre ellos uno que impide los sangrados que le provoca una enfermedad pulmonar. Ya no los necesitará. Escobar se convertirá en el primer colombiano en recibir la eutanasia sin ser un paciente terminal la noche del viernes, si ningún obstáculo se le interpone.
“Siento una tranquilidad inmensa, no siento temor a lo que está por venir”, dijo Escobar, de 60 años, a The Associated Press. “Me han dicho que el procedimiento va a ser una sedación lenta primero, para que tenga tiempo de ir despidiéndome. Después es la inyección de la eutanasia, que va a ser algo sin dolor, una muerte muy tranquila. Confío en Dios de que todo esto sea así”, dijo con una voz tenue mientras resistía un dolor abdominal.
Escobar será el primer beneficiario del histórico fallo de la Corte Constitucional que en julio de 2021 cambió las reglas de la eutanasia en el país y permitió que sea aplicada a personas que padezcan un intenso sufrimiento físico o psíquico a causa de una enfermedad grave e incurable sin que esté en fase terminal.
Colombia despenalizó la eutanasia en 1997 pero sólo para pacientes en fase terminal, es decir, a quienes les quedaran menos de seis meses de vida.
Desde su apartamento en Cali, adonde nació y morirá, Escobar es consciente de la importancia de su caso, inédito en Latinoamérica: “Es la puerta para que un paciente como yo, con enfermedades degenerativas, tenga la oportunidad de luchar por una muerte digna”.
En países como El Salvador, Bolivia y Panamá no está permitida la eutanasia; tampoco en Perú, aunque allí los jueces realizaron una excepción el año pasado con una mujer que sufre una enfermedad incurable que sólo aplica para su caso. En Chile el Congreso tramita un proyecto de ley que la permitiría y al que le resta la aprobación del Senado. Mientras que en Argentina y México no existe la eutanasia activa, pero hay leyes que permiten a los pacientes rechazar los tratamientos para prolongar artificialmente sus vidas en caso de sufrimiento.
Las dolencias de Escobar ya no cesan ni con morfina. Ha recibido cuidados paliativos y aunque al inicio funcionaron, ya no tienen el mismo efecto. La causa principal son los dos accidentes cerebrovasculares que sufrió en 2008 que le hicieron perder la movilidad de la mitad de su cuerpo, la cual ha recuperado parcialmente. Luego se sumó la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) por la que depende de oxígeno para respirar. También sufre de hipertensión, diabetes, artrosis severa y síndrome de la articulación condrocostal.
Su batalla jurídica para conseguir la eutanasia comenzó hace dos años y medio. Le fue negada en dos oportunidades por clínicas y jueces por no cumplir con el requisito de estar en la fase terminal de su enfermedad.
“Fue un tema complicado enfrentarse a la justicia, a los partidos políticos, a la religión y a muchísima gente con poder siendo alguien que sólo tenía a los medios de comunicación”, dijo a AP Luis Giraldo, abogado de Escobar.