El Banco Central Europeo podría estar subestimando los riesgos inflacionarios, advirtieron el viernes varias autoridades de tendencia diversa, pocos horas después de que la entidad ampliara las medidas de estímulo que seguirán impulsando las presiones sobre los precios.
La inflación ha superado incluso las previsiones más pesimistas en los últimos meses y el BCE casi duplicó su proyección para 2022 el jueves, pero siguió argumentando que las presiones de precios a más largo plazo son insuficientes y que el crecimiento de los precios podría volver a situarse por debajo de su objetivo del 2% más adelante.
Los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, Portugal y Lituania expresaron su preocupación por estas perspectivas y afirmaron que existe el riesgo de que la inflación supere las previsiones del BCE, ya que el crecimiento de los salarios podría ser más persistente y alimentar un aumento de los precios.
Por su parte, los jefes de los bancos centrales de Francia y Lituania afirmaron que la inflación puede estar en un punto de inflexión, de modo que es improbable que vuelva a los niveles ultrabajos de los años anteriores a la pandemia.
«Los riesgos para la tasa de inflación están sesgados al alza, tanto en Alemania como en el conjunto de la zona euro», afirmó el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, un crítico frecuente de la política monetaria ultraexpansiva del BCE. «Los responsables de política monetaria no deben ignorar estos riesgos. Tenemos que estar atentos».
La inflación alcanzó un récord del 4,9% el mes pasado y sólo bajará al 3,2% el año que viene, proyectó el jueves el BCE, cuando las autoridades de la política monetaria acordaron poner fin a su programa de estímulo de emergencia en marzo, pero reforzaron otro programa de compra de bonos, descartando en esencia una subida de tasas en 2022.
Las advertencias de Weidmann fueron respaldadas por el jefe de la política monetaria de Lituania, Gediminas Simkus, quien también advirtió que la inflación podría superar el 1,8% que el BCE prevé para 2023 y 2024.
«La balanza de riesgos se inclina hacia una mayor inflación, debido al ómicron, las incertidumbres y perturbaciones duraderas del lado de la oferta, al aumento de los precios de la energía y al contagio a los precios de producción. Y esto significa que los riesgos de crecimiento del PIB son a la baja», afirmó.
El director del banco central de Portugal, Mario Centeno, quien normalmente se alínea en el sector moderado, se mostró de acuerdo.
«El balance de riesgos para (la inflación de) la zona euro va al alza», dijo a periodistas, advirtiendo sobre el peligro de efectos de segunda ronda derivados del actual salto de la inflación.
Varias autoridades del BCE cuestionaron el jueves la narrativa del banco sobre la inflación, advirtiendo de que los modelos actuales pueden ser inexactos en un entorno tan extraordinario.
El gobernador de Letonia, Martins Kazaks, quien respaldó la decisión del jueves, dijo que era de esperar que hubiera desacuerdos, ya que el BCE se está «acercando a un punto de inflexión» y es cada vez más probable que alcance su objetivo de inflación.
«Es totalmente normal que en un momento en el que el barco está empezando a girar haya diferencias de opinión», dijo a Reuters.
Por su parte, el gobernador del banco central francés, Francois Villeroy de Galhau, afirmó que los riesgos a la baja de la inflación son limitados y que es poco probable que el crecimiento de los precios vuelva a los niveles anémicos de antes de la pandemia, cuando el BCE incumplió su objetivo durante casi una década.
«Después del salto, no vamos a volver al régimen anterior al COVID de inflación muy baja», dijo Villeroy a la emisora de radio francesa BFM Business. «Hay un nuevo régimen de inflación en torno al objetivo del 2%. En cierto modo, se parece más a lo que teníamos antes de la crisis financiera».