viernes, noviembre 22, 2024
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La chica de los bolsillos rotos

Llegó por quien lloraban

(Shirley Santana Herrera/Especial para El Tiempo) Frase que dice siempre la persona a la que nadie extrañaba o que no hacía falta en el coro. Pero ya un poco en serio, tengo un año y algo que no escribía por aquí, la verdad es que lo extrañaba, pero hacía algo en lo que la mayoría pecamos, solo querer y no hacer nada.

No quiero ser una especie de coach motivacional, ya de esos muchos hay, lo que sí es que puedo hablar sobre la necesidad que hay en todos de poner nuestras acciones donde están nuestras palabras y nuestro corazón. Me pasa en muchos casos, como muchos de quienes me leen, que ansían hacer las cosas, volver a ser parte de algo que disfrutaban o simplemente intentar hacer algo. 

Mi último año fue una montaña rusa, digamos que pasé por muchos cambios, me rompí el corazón (sí, yo, porque el que se enamora solo, fracasa), me mudé varias veces de ciudad, culminé mi carrera, cambié de trabajo, me cambié de estilo y todo lo que va en medio. En fin, es que, entre todos esos cambios, para mí fue muy fácil excusarme en las situaciones que pasaban alrededor para no hacer lo que debía o no aventurarme a hacer cosas, que en un año cualquiera ni lo pensaría para lanzarme.

Ahora veo en retrospectiva, que dejé de escribir porque no tenía el tiempo suficiente, o al menos eso siempre me había dicho, para no hacer nada. Incluso cuando quería retomar la columna “algo” ocurría o me sentía tan culpable de haber dejado de escribir que eso cada semana se volvía una avalancha hasta que lo dejé por completo. 

Analizando (no muy profundo, que a veces eso cansa), ahora noto que lo que me faltaba era voluntad, disciplina y disposición, la motivación nunca será suficiente, para nada en la vida. Y creo que es la crítica que me hago a mí y a ustedes lectores, sé que retomar algo que nos apasionaba es igual de difícil que iniciar desde cero en algo donde no sabemos nada, pero es necesario, la voluntad suficiente para salir de ese círculo del “ya no hay chance” o “no hay tiempo” está dentro de cada uno, a veces tarda más en salir, pero con un empujoncito, se logra. Confía.

A partir de ahora, esta columna tendrá una dirección mucho más económica o financiera, poniendo en práctica lo que aprendí en años de carrera y las experiencias que estoy obteniendo en la gestión de proyectos, ¡ah! También me emociona saber que comentaré un poco más del acontecer nacional, desde la perspectiva de una chica, que aún no arregla sus bolsillos. 

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