sábado, noviembre 23, 2024
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Los Atabales 1

ANDRÉS DÍAZ ARRIAGA

redaccion@editorabavaro.com

Es por todos conocido, que los instrumentos de percusión usados para producir la música de los atabales son de origen africano. De eso no hay duda. Esos instrumentos fueron traídos a nuestro país por los esclavos africanos, a principios del siglo XVI.

El Seibo no fue la excepción y por medio de sus fiestas patronales, la música de atabales comenzó a escucharse.

“Por medio de sus fiestas patronales, la música de atabales comenzó a escucharse en El Seibo”.

En 1910, la música o fiesta de atabales en El Seibo tomó un gran impulso, gracias a la iniciativa de Catalino Solano, conocido y mencionados por todos los que lo conocíamos como Nino Solano. Llegó a estas tierra muy joven, se presume que de algún campo de Higüey, porque hablaba mucho de esa demarcación, a la vez que viajaba mucho a esa población en asuntos de negocios, ya que por ser devoto de la Virgen de La Altagracia, vendía imágenes de santos, oraciones escritas, rosarios, velas y velones.

Vivía en la calle Benito Monción No. 16, del barrio Rincón, en una humilde casa de tabla de palma; primero techada de yagua y luego de zinc. Vivía agradecido de los seibanos, por la acogida que le dieron. Era de fino hablar y campesino nato, regordón, piel canela, de unos seis pies de estatura, un poco calvo, con bigote pronunciado y blanco. Al llegar a la vejez, a una edad de alrededor de 80 años, aún no se le había conocido ni hijos ni mujer.