VERÓN.- Según estudios científicos, cerca de 1 de cada 3 adolescentes entre las edades de 13 y 18 puede tener un trastorno de ansiedad. El número va en aumento y las estadísticas, combinadas con el hecho de que el índice de admisiones a los hospitales de adolescentes que intentan suicidarse también se ha duplicado, dejan preguntas alarmantes.
Existe un grupo de factores que puede estar contribuyendo. Además de la genética, la química del cerebro, la personalidad y sucesos de la vida, considere lo siguiente:
Altas expectativas y presión por alcanzar el éxito: Entre pruebas estandarizadas y logros culturales, los jóvenes de hoy sienten la presión de tener éxito de otras formas que las generaciones previas no tenían.
Un mundo que parece atemorizante y amenazador: Ha aumentado los tiroteos en escuelas y lugares públicos, el desafío ante una pandemia, las noticias que presentan los medios de comunicación, muchos pueden sentir miedo de estar en lugares públicos en los que antes se sentían seguros.
Las redes sociales: Los niños y los adolescentes de hoy están conectados constantemente a las redes sociales. No es de sorprenderse que su auto estima y la forma como ven el mundo estén conectadas a lo que se publica (comentarios) en las redes sociales. Es difícil para ellos no comparar su vida y sus conexiones sociales con lo que ven a otros publicar en las redes sociales.
También hay algunos niños que tienen reacciones inesperadas y desproporcionadas al desarrollo normal de experiencias, tales como ir ala escuela, ir a una fiesta, tener una fiesta de pijamas (pernoctar) o irse a un campamento; niños que se preocupan en exceso por actividades del diario vivir. Con frecuencia esto sucede en los años previos a la pubertad.
La ansiedad crónica puede ocasionar problemas graves de salud mental, depresión, uso de sustancias e incluso suicidio. Puede interferir con la capacidad de enfocarse y de aprender lo que puede conllevar a tener problemas en la escuela, lo cual puede tener un impacto a largo plazo. También puede ocasionar problemas físicos, tales como dolores de cabeza, dolor crónico, problemas digestivos y enfermedades del corazón más adelante.
De acuerdo con la Asociación Americana de la Ansiedad y Depresión, 80 % de los niños que se les puede diagnosticar un trastorno de ansiedad, no reciben tratamiento, y la ¡ansiedad responde muy bien al tratamiento! Como en el caso de la mayoría de los problemas, entre más pronto se diagnostique, es más fácil de tratar.
Para el tratamiento de los trastornos de ansiedad se debe acudir a profesionales de salud mental o a terapeutas. Un terapeuta puede estudiar los síntomas que presenta una persona, diagnosticar el trastorno de ansiedad específico e idear un plan para ayudar a que la persona encuentre alivio.
A menudo se utiliza un tipo concreto de psicoterapia que se conoce como terapia cognitivo-conductual (TCC). En la terapia cognitivo-conductual una persona aprende nuevas maneras de pensar y actuar en situaciones que pueden causar ansiedad y cómo manejar y enfrentarse al estrés. El terapeuta proporciona apoyo y orientación y enseña nuevas habilidades de afrontamiento, como técnicas de relajación o ejercicios de respiración. A veces, pero no siempre, se utiliza medicación como parte del tratamiento para la ansiedad.
Intenta ser paciente y mantenerte positivo. Puede que tardes un tiempo en sentirte mejor y en encontrar el valor para enfrentar tus miedos. Pero abandonar la preocupación dejará más espacio para que experimentes mayor felicidad y diversión.