Una cárcel nueva para Higüey

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Verón.- En el 2005 la sociedad dominicana fue testigo de uno de los episodios más impactantes de nuestra historia reciente. Ese día, 136 reclusos de la cárcel preventiva de Higüey murieron calcinados y asfixiados, como consecuencia de un motín que provocó un incendio voraz a lo interno de las celdas.

Para que nunca se olvide, y en un intento de motivar la continuidad de una investigación inconclusa de lo ocurrido, este semanario publicó una serie de tres reportajes que finaliza en esta edición, calzado con la firma de la periodista Patricia Heredia. Las narrativas de esta reportera nos trasladan 16 años atrás, cuando durante meses varios medios de comunicación, nacionales e internacionales, dedicaron importantes espacios y largas horas al seguimiento de esta tragedia sin precedentes en nuestro país.

Decenas de muertos fueron sepultados en fosas comunes, porque nunca se supo de parientes que reclamaran sus cuerpos quemados. Otros internos fueron identificados y recibieron una sepultura decente.

Las indagatorias se centraron en determinar quiénes habían iniciado el enfrentamiento que terminó en un incendio de la cárcel, dejando de lado la responsabilidad de las autoridades penitenciarias para esa época, a quienes de manera insistente se les reclamaba adecentar ese recinto carcelario. Hasta hoy, esas 136 muertes permanecen sin respuestas satisfacientes, porque nunca se emitió un informe concluyente de la desgracia que corrieron aquellos reclusos.

Y 16 años después, la situación en la cárcel preventiva de Higüey es prácticamente la misma: sobrepoblada, peligrosa, insalubre, descuidada y olvidada. No pasa un día sin que surjan nuevas denuncias que den cuenta de hechos palpables de corrupción, malos tratos, y en el peor de los casos, de muertes de encarcelados por diversas razones.

Ninguna cárcel preventiva de República Dominicana ha sido fuente de los incalculables conflictos que desde su creación han surgido en ese recinto de Higüey. Tampoco existe un penal en este país que aloje a tantos internos preventivos apiñados cual animales rumbo al matadero.

Se sabe de las intenciones de cambiarle el rostro a esta cárcel, iniciando con construir una de mayor espacio y con condiciones más humanas. Ojalá que así sea, por el bien de todos.