Puna Cana, RD.- La construcción de un nuevo aeropuerto en Bávaro es desde hace meses caldo de cultivo de enardecidos e intensos debates, en función de que en esta zona turística ya existe uno que data de varias décadas de operación exitosa.
Sin embargo, dentro del conjunto de opiniones vertidas en pro y en contra de este proyecto, actualmente paralizado por el Gobierno, recientemente ocurrió un hecho que raya el colmo de las pasiones que suelen generar ciertos temas, en los que no siempre se enarbolan planteamientos dignos de ser ponderados como aportes constructivos.
El episodio aludido versa sobre un documento puesto a circular en las redes sociales, y que posteriormente fue a parar a los medios escritos de circulación nacional, como publicidad pagada. En el documento de marras aparecen varias personalidades de la provincia La Altagracia, a quienes se les atribuye apoyar la construcción del nuevo aeropuerto.
Esta acción responde a una vieja y muy conocida maniobra mediática, basada en propagar la idea de que sectores representativos o líderes de opinión hacen causa común con situaciones o proyectos que por su naturaleza son motivo de conflictos y acaloradas confrontaciones.
Es decir, la jugada de apagar fuegos apelando al poder de expansión e influencia de los medios de comunicación, es algo común. Generalmente, se recurre a este mecanismo cuando una de los involucrados entiende que tiene gran parte del pleito perdido, y por esta razón necesita oxigenar sus impulsos para continuar la batalla en escenarios estratégicos.
Lo que no debe asumirse normal en el marco de discusiones de ideas y opiniones encontradas, es que se manipule a la opinión pública con engañifas y prácticas indecorosas, como el agravio inexcusable de vincular nombres de personalidades y organizaciones sin previa autorización para el uso y manejo público de sus identidades.
Fue esto lo que precisamente ocurrió con el manifiesto de apoyo a la construcción del aeropuerto en Bávaro, que incluyó a personas cuyas firmas fueron incluidas en ese documento sin contar con su consentimiento. Es un acto grosero y tramposo, contrario al orden que la democracia permite para dirimir diferencias en un clima de estricto respeto a la diversidad .