Editorial: ¡A trabajar, presidente Abinader!

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En el día de ayer, Luis Abinader juró ante Dios y nuestra Constitución para quedar oficialmente posesionado como presidente de la República, un acontecimiento que reafirma la solidez democrática del Estado dominicano.

Abinader toma las riendas de un país que ha sufrido en carne propia los embates de una pandemia implacable, que ha matado a mucha gente y mantiene a miles padeciendo sus crueles efectos.

El impacto directo en las actividades productivas ha sido la peor consecuencia del coronavirus covid-19, con los principales pilares de nuestra economía paralizados o ralentizados en porcentajes importantes.

El nuevo jefe de Estado ha dicho en reiteradas ocasiones que su prioridad es atender a las personas enfermas, y trabajar arduamente para reducir las estadísticas de contagiados y muertes por esta dolencia.

Y sobre la situación económica y el escenario que le dará la bienvenida, el presidente Abinader cifra sus esperanzas en el equipo que ha seleccionado para enderezar las finanzas públicas y hacer que el país recobre su ritmo de crecimiento sostenido, tan admirado por otras naciones de la región.

Sin embargo, es indudable que en este momento todas las decisiones de Estado están sujetas a la evolución de esta pandemia, por lo que cobra gran importancia el interés expresado por Luis Abinader de atender primero las políticas y acciones orientadas a reducir al mínimo la cantidad de ciudadanos infectados con este virus.

A partir de hoy, ya pasadas las emociones propias de quien asume por vez primera la Presidencia de un país, Abinader y cada uno de los funcionarios que le acompañarán en este gran compromiso, han de enfocarse en hacer el trabajo que la población dominicana espera bien atenta de cada uno de ellos.

Son muchas las expectativas y exigencias multisectoriales, en un contexto marcado precisamente por profundas limitaciones, lo que supone asumir una actitud de comprensión y paciencia para que los procesos fluyan en función de las circunstancias que nos ocupan.

Nadie debe llamarse a engaño, pensando que Abinader viene con una varita mágica a resolver en un santiamén viejos problemas estructurales agudizados y multiplicados por la actual crisis sanitaria.

¡A trabajar, presidente, que el tiempo apremia!