Ernesto Rivera (DUKE).[/caption] Ernesto Rivera (DUKE) / redaccion@editorabavaro.com
La secundaria (2-2)
Recuerdo que la Escuela Normal comenzó en dos salas del antiguo caserón de los Caraballo, donde en ese entonces funcionaba la primaria. De aquí pasó a la calle Antonio Valdez hijo con la Beler, en donde estuvo el Seguro Social y recuerdo que allí todavía teníamos que cargar con nuestras sillitas de guano tipo Ramón Vento.
Luego nos mudamos a la casa de doña Martina en La Altagracia, en donde si mal no recuerdo ya teníamos butacas. Por último pasó al moderno local que hoy ocupa con el nombre de Liceo de Educación Secundaria Gerardo Jansen.
En la casa de doña Martina Julián dejó muy agradables recuerdos en nuestras vidas. El patio de la escuela comunicaba con una pequeña tienda de abarrotes de doña Rafaela Cordero de Poueriet.
No entendemos todavía cómo en un local tan pequeño pudieran acumularse tantas y tantas y tan distintas cosas, porque allí se vendía de todo. Usted podía salir de su casa sin desayunar y comparar pan, galletas, queso, mantequilla, salchichón, refrescos, jugos, jalaos, mentas, chicles, leche condensada donde doña Rafaela, además de todas las cosas que se venden en una tienda normal.
Imagínese el barrullo que se formaba a la hora de recreo en aquella puertecita, única y estrecha que se abría hacia el patio de la escuela. La unión y el compañerismo era la característica de los estudiantes de mi promoción, tanto entre nosotros mismos, como con algunas de nuestras profesoras.
Recuerdo que hacíamos serrucho para brindar a la hora del recreo y en esos serruchos ellas participaban y la veíamos más como compañeras, aunque con el debido respeto, que como nuestras maestras.
Mi grupo fue de los fundadores y asimismo, fue el primero en graduarse en la Escuela Normal de Higüey que todavía funcionaba en la casa de doña Martina Julián.
Claro que desde entonces ha pasado mucha agua debajo de los puentes y la memoria empieza a fallar, pero de todas maneras algo queda en el recuerdo, sobre todo, cuando se ha tenido compañeros como los que tuve yo.
Cómo podría uno olvidarse de Mirtha Carpio, Yolanda Cadet, Mirthila Ozuna, Alejandro Ozuna Castro (Chinito), Ligia Amada Melo, Mario Julio Jiménez, César Augusto Marmolejos, Manuel Emilio Nivar, Aura Estela Núñez, Francia Díaz, la profesora Lica, don Lalo Botello, Silvia Marmolejos, Milcíades Ubiera, Nolys González, Magalys Poueriet, Leda Duluc y algunos más que ahora escapan a mi memoria.
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