El hospital de Verón, especialmente concebido para atender las demandas sanitarias a miles de personas de escasos recursos, se ha convertido en centro de conflictos permanentes. La percepción de que los haitianos tienen preferencia para consultas médicas frente a los dominicanos, genera un ambiente turbulento que con marcada frecuencia se expresa en confrontaciones acaloradas. Recientemente, se anunció el cambio de dirección del referido hospital, y hay quienes entienden que esta decisión tuvo mucho que ver con el desorden que prevalece en ese centro de salud.
El médico que anteriormente ocupaba ese cargo no pudo manejar de manera efectiva la agitada dinámica del centro, agravada por la creciente solicitud de servicios y los encontronazos entre haitianos y dominicanos. Las autoridades superiores están compelidas a revertir sin demora este escenario preocupante. El sistema de salud en una zona como Verón, situado en el corazón de Punta Cana, no puede permitirse prolongar conflictos que amenacen la cohesión social de un distrito clave para el turismo del país.
La imagen de un destino turístico de renombre mundial puede verse empañada por los ruidos que producen situaciones de esta naturaleza. Aunque apoyamos las políticas inclusivas, debe quedar claramente establecido que cualquier solución a este impasse deberá priorizar siempre la defensa de los intereses nacionales y las necesidades y exigencias locales. Ignorar este problema solo agravará las tensiones y podría crear un impacto negativo en el destino Punta Cana, cuyo éxito en gran medida depende de su estabilidad y tranquilidad para seguir atrayendo visitantes e inversores.