Durante el cuatrienio se han construido obras de infraestructura en todo el país, han mejorado los servicios de energía, así como de salud y educación públicas, aunque en menor medida.
Se espera mejoría en servicios de viviendas económicas, transporte público y otros. El gran reto de las presentes autoridades, reelectas el pasado 19 de mayo, es el problema de la inseguridad ciudadana, principal de todos conforme a los estudios de opinión. Cabe destacar el avance institucional que ha registrado el país en cuatro años.
Por primera vez contamos con un verdadero Ministerio Público independiente, que contribuye con el progreso del Poder Judicial, una Junta Central Electoral con jueces competentes, adornados de cualidades éticas y que guardan distancia de los partidos políticos; el actual Tribunal Superior Electoral es excelente, cómo el anterior, la Suprema Corte de Justicia ha mejorado y también el Tribunal Constitucional.
Sin embargo, nuestro Poder Legislativo es cada vez más mediocre. Oportuno es el momento, al presidente anunciar reforma constitucional, para hacer las modificaciones pertinentes, aspecto que resulta difícil, porque son los propios legisladores que hacen las leyes y tienen la competencia legal para reformar la carta magna.
Sería un sueño que los congresistas renuncien a sus irritantes privilegios, corrijan distorsiones que les favorecen y cambie el perfil del legislador. Un importante porcentaje corresponde a propietarios de banca de lotería.
De todas maneras, hay que admitir que venimos progresando en los diferentes órdenes, que el presidente de la República está dotado de las mejores intenciones para el país, con las reformas propuestas, pues con las mismas se procura sentar las bases para el desarrollo dentro del marco del Plan Meta-RD 2036, que procura duplicar nuestro Producto Interno Bruto en un período de 12 años.