Wisconsin: Chrystul Kizer, una joven afroestadounidense, fue condenada a 11 años de prisión el lunes, con reducción del tiempo ya cumplido, por matar a Randall Volar III en 2018. Kizer, que tenía 17 años en el momento del crimen, disparó a Volar, quien la había explotado y abusado sexualmente durante casi dos años. El caso generó controversia sobre cómo las leyes pueden proteger a víctimas de abuso y trata que cometen crímenes en un intento de salvarse.
Inicialmente enfrentaba cadena perpetua, pero tras una larga batalla legal y la intervención de grupos defensores, se declaró culpable de homicidio imprudente en segundo grado. El juez David P. Wilk impuso la condena, que incluye cinco años adicionales de libertad supervisada.
Kizer, quien había conocido a Volar a los 16 años, fue víctima de abuso y prostitución forzada. La defensa argumentó que actuó en defensa propia, mientras que la fiscalía alegó premeditación. La Corte Suprema de Wisconsin determinó que la figura legal de «defensa afirmativa» aplicaba en este caso. A pesar de los esfuerzos de organizaciones como el Instituto Nacional de Justicia para Mujeres Negras, que abogaron por no encarcelarla, Kizer fue condenada a 11 años de cárcel, menos el tiempo ya cumplido.
