El próximo viernes, el presidente Luis Abinader jurará para un nuevo período presidencial que concluirá en 2028. Su reelección, respaldada por un alto porcentaje de votantes, reafirma la confianza de los dominicanos en su liderazgo. Abinader enfrenta grandes retos en su segundo mandato, especialmente en su compromiso de reducir la gran brecha que todavía separa a ricos y pobres. Aunque indudablemente ha habido importantes avances, el camino por recorrer es largo y complicado.
En los últimos cuatro años, la administración de Abinader invirtió cuantiosos recursos en programas sociales para apoyar a los sectores más vulnerables. Esta estrategia ha recibido elogios tanto de instituciones nacionales como de organismos multilaterales. Sin embargo, el país sigue enfrentando problemas críticos. El desempleo, la inseguridad ciudadana, y deficiencias en los servicios educativos y de salud, son temas que siguen pisando los talones al Estado dominicano y requieren atención urgente e impostergable.
Estas áreas son esenciales para garantizar un desarrollo equitativo y sostenible para todos los dominicanos. Además, Abinader deberá trabajar en la cohesión social, fomentando el diálogo entre diferentes sectores de la sociedad para construir un país más unido y resiliente. La participación ciudadana es clave para lograr una democracia robusta y transparente, donde cada ciudadano se sienta representado y escuchado.
La reelección de Abinader debe convertirse en oportunidad para consolidar los logros alcanzados en su primera gestión, que casi termina, y para enfrentar con determinación las tareas pendientes de resolver. Los buenos resultados dependerán, básicamente, de su capacidad para implementar políticas efectivas e inclusivas. Luis Abinader tiene el respaldo del pueblo y el mandato para actuar. Las expectativas son altas y el tiempo apremia.
