Más allá del conflicto
El hospital de Verón ha devenido en un campo de batalla entre haitianos y dominicanos. El conflicto expone las tensiones subyacentes producto de la masiva migración haitiana. Verón-Punta Cana se caracteriza por su diversidad cultural. En esta zona conviven personas de distintas nacionalidades, creando un mosaico social rico y variado. Los haitianos, sin embargo, representan la comunidad inmigrante más grande y visible.
Están presentes en todos los sectores productivos: construcción, agricultura, servicios domésticos y hostelería. Su contribución es indiscutible, pero también lo es la sobrecarga que su presencia impone sobre los servicios públicos. El acceso a servicios sanitarios es un derecho humano fundamental. No obstante, la percepción de que los haitianos tienen prioridad en el hospital de Verón ha encendido la mecha del descontento entre los dominicanos.
Esta sensación de desigualdad en la atención médica es el caldo de cultivo perfecto para la animosidad, exacerbando tensiones latentes. No podemos abordar este conflicto sin considerar un contexto más amplio. La migración haitiana ha crecido de manera exponencial. Esta situación, predecible para muchos, ha desbordado la capacidad de los servicios públicos y ha sembrado el resentimiento en gran parte de la población dominicana.
Los haitianos buscan mejores oportunidades y, en muchos casos, han encontrado en Verón-Punta Cana un lugar para rehacer sus vidas. Pero la falta de una política migratoria clara y efectiva ha hecho que el sistema de salud, entre otros, se vea abrumado. La solución no pasa por prohibir el acceso de los haitianos a los servicios sanitarios.
Sería inhumano y contraproducente. La integración es el camino hacia una convivencia pacífica. Pero la población dominicana quiere ver una política migratoria mejor gestionada, transparente, coherente y sostenible.