Caos y desesperación
El desorden se veía llegar: un gran congestionamiento vehicular en las horas pico. Hablo de la calle conocida como Domingo Maíz, en Verón-Punta Cana, que conecta con la vía principal que atraviesa toda la localidad de Verón. Este corredor vital, que conecta con importantes áreas de la localidad, se ha convertido en un gran caos, desesperación e impotencia para los conductores.
La falta de acción por parte de las autoridades competentes, es evidente. La calle Domingo Maíz, junto con su vía alternativa, carece de las condiciones básicas para garantizar un flujo vehicular eficiente. Además, la opción de desvío, que comprende el paso por la llamada doble vía, hasta conectar con la calle Domingo Maíz, está llena de baches que ponen en peligro la integridad de los conductores y sus vehículos.
La situación actual es insostenible. El tiempo perdido en los embotellamientos se convierte en fuente de frustración y estrés. Una solución viable podría ser agilizar la pavimentación de la vía alterna, que es parte del diseño integral de la calle Domingo Maíz.
De igual manera, la instalación de un semáforo podría ayudar a regular el flujo vehicular, reducir los tiempos de espera y evitar conflictos derivados de la tensión e irritación que producen la congestión vehicular.
Mucha gente espera que el Plan de Ordenamiento Territorial que se discute actualmente en Verón-Punta Cana contemple un estudio exhaustivo de la planificación urbana de esta comunidad, con el fin de identificar posibles áreas de mejora en el diseño de las vías y la distribución del tráfico. La situación actual es insostenible y está afectando negativamente la calidad de vida de los residentes y la experiencia de los visitantes.