Desenfreno
En las tres últimas décadas, en República Dominicana los muertos por accidentes de tránsito, intoxicación y ahogamiento se cuentan por cientos en cada Semana Santa. Aunque se trata de una época reservada por la comunidad católica mundial para la meditación y recogimiento espiritual, los no creyentes y creyentes no practicantes aprovechan para echarse el mundo encima, ingiriendo sin control bebidas alcohólicas y corriendo a altas velocidades en todo tipo de transporte.
Las fiestas y bebentinas están siempre a la orden del día en la Semana Mayor, mientras los católicos recuerdan la esencia de esta fecha, que es la muerte y resurrección de Jesús. Desde hoy y hasta el Domingo de Resurrección, las calles se convierten en escenarios de riesgo.
La imprudencia se adueña de la situación, y el resultado son tragedias evitables que enlutecen a familias enteras. Así, la Semana Santa se ve manchada por una cultura de la irresponsabilidad, donde el consumo excesivo de alcohol y las celebraciones descontroladas ocupan el centro de esta conmemoración religiosa. Mientras algunos reflexionan sobre la importancia espiritual de esta fecha, otros la aprovechan como una oportunidad para escapar de su realidad cotidiana y entregarse a la euforia pasajera. Esta conducta echa de lado el valor supremo de la vida humana.
El respeto por uno mismo y los demás deberían prevalecer sobre los impulsos destructivos. Es hora de que cada individuo asuma su responsabilidad y tome medidas para evadir tragedias. La vida es un regalo precioso que no debe desperdiciarse en celebraciones desenfrenadas y peligrosas. Que la madurez y el amor por la vida guíen nuestros pasos en esta Semana Santa y en todas las épocas del año.