domingo, noviembre 24, 2024
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Detrás del horizonte

Nuevos proyectos urbanístico en Verón: Seguimos retrocediendo

Darío Yrizarry

Desde el año 2000, periodo gubernamental agotado por el presidente Hipólito Mejía hasta nuestro tiempo, un número considerado de familias locales que por décadas habían ostentado la posesión de grandes extensiones de tierras, se alzaron en protestas originadas por un intento de despojarlos de los mismos. Y, por un mandato populista del entonces presidente Hipólito Mejía, muchas familias fueron favorecidas con la propiedad de los mismos, ordenando de inmediato su titulación.

Desde ese pasado no lejano en la historia hasta hoy en el presente, hemos llegado a la conclusión de valores dicha decisión como “uno de los más grandes errores de su gobierno”, herencia maltita evidenciado con el desorden urbanístico que hoy «existe y persiste», dando al traste con la arrabalización de una gran franja del polo turístico.

La ineptitud de los gobiernos distritales que hemos tenido ha mostrado incapacidad al no tomar medidas, aún sean desagradables, capaces de detener la arrabalización en una espiral ascendente y descontrolada de nuestro enclave turístico, contrastando justo al lado de las grandes inversiones divide “una misma comunidad en dos totalmente distintas”.

Callejones impenetrables con aceras y contenes construidos en ausencia de los estándares de Obras Públicas, así como la inexistencia de drenaje pluvial, son pruebas irrefutables del fracaso de las autoridades locales en lo relativo a las políticas de control territorial del más visitado polo turístico de la región.

De hecho, nuestras autoridades han sido permisivos y blandengues tomando decisiones perjudiciales para la zona, pensando en favores políticos más que el desarrollo ordenado de nuestro entorno, impiden con esta práctica que el turismo llegue a lo interno de los barrios a codearse con la gente sencilla, aquellos mismos que ni en holograma puedan verlos.

A casi tres décadas, el desorden urbanístico persiste y existe, sin que ninguna autoridad le haga saber a dueños de terrenos que no basta un sueño de abrir trochas, subdividir, marcar y vender por solares. No, no basta con eso.

Se necesita más que eso, que a los mismos se les provean los servicios básicos necesarios y, como última prerrogativa, la seguridad jurídica de los grandes y pequeños inversores, aún vulneradas en la zona.

¿Hay culpables? ¿Quiénes son? ¿Son identificables?