domingo, noviembre 24, 2024
InicioOpiniónTomo la palabra

Tomo la palabra

El pecado de opinar

Danilo Cruz Pichardo

danilocruzpichardo@gmail.com

El Poder Ejecutivo controla el Presupuesto de la Nación, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, todas las instituciones estatales, centralizadas y descentralizadas (excepto la UASD), el Poder Legislativo regularmente, el Ministerio Público y gran influencia en la SCJ, Cámara de Cuentas, Defensoría del Pueblo, JCE, el TC y el TSE.

El Gobierno también cuenta con poderes fácticos, como el empresariado, las iglesias y medios de comunicación, con su avasallante publicidad y millares de periodistas incluidos en nómina pública. Un presidente se convierte en una figura a la que se le rinde reverencia, cultura que se arrastra desde la tiranía Trujillista.

Como los gobiernos son tan poderosos no necesitan comunicadores que les comenten y escriban favorablemente. Es preferible aquellos que velen por la transparencia de los fondos públicos, derecho al trabajo y a la alimentación de los dominicanos, así como por servicios públicos eficientes, como educación, salud, agua, energía, transporte, viviendas y demás. De esa manera, además, se exhibe mayor equilibrio desde los medios de comunicación.

En un país con tanta desigualdad social no hay razón para ser conformista. Y luce menos a un comunicador, cuyo objeto debía ser edificar a la opinión pública, pero hay razones entendibles y regularmente se hace lo contrario. Y es que el que abraza el carácter crítico contra el poder no solo se afecta en lo económico, sino que se le percibe como un agitador inadaptable, resentido, adquiere enemigos que no conoce, le tiran a Impuestos Internos y a los organismos de seguridad y su vida se expone a peligros. Ese es el pecado de opinar en contra del poder.

La censura de prensa es muy vieja. En la época de Trujillo opinar contra el jefe era sentenciarse a la muerte. En los doce años de Balaguer varios comunicadores fueron asesinados, otros desaparecieron, algunos fueron a parar a las cárceles o sufrieron atentados, mientras no faltaron los que tuvieron que salir huyendo del país. En los últimos años se apela a otros métodos, como la quiebra de medios y espacios de comentarios (los cuales asfixian con la ausencia de publicidad), presión para la cancelación de reporteros o exclusión de colaboradores, se han reportado amenazas de funcionarios civiles y militares, sabotajes a canales de Youtube, espionajes y hackeo de cuentas, en búsqueda de datos. (Al suscrito le consta que desde la Dirección de Comunicaciones de la Presidencia se llama a los medios).

A muchos les resulta más cómodo estar en el Gobierno. ¿O acaso es casualidad que en casi tres años de Abinader no haya salido a luz pública resultados de encuestas hechas por firmas de prestigio? Y se llega al extremo de imputar hechos infames a comunicadores, los cuales hacen viral con el bocinaje en las redes y el uso de bots. Y nunca faltan espalderos que, para aparentar lealtad al jefe, le expresan: “¡Déjemelo a mí!” Empero, solo un presidente extremadamente intolerante cae en un gancho similar, en un país donde se celebran elecciones regulares y todo el que sube también baja. La opinión periodística es propia del sistema democrático, el cual se fortalece con la pluralidad y el libre juego de las ideas.

Elisa Mercedes
Elisa Mercedeshttps://eltiempo.com.do
Licenciada en Comunicación Social, mención periodismo. Es también locutora con más de 40 años en el ejercicio profesional. Nació en la provincia de El Seibo y ha ejercido como profesional de la comunicación en diferentes puntos del país e internacionalmente sirviendo de corresponsal para cadenas de emisoras de comunicación popular de gran incidencia en América Latina. Sus conocimientos también han estado al servicio de iniciativas y proyectos que impulsan el desarrollo social, a través de destacadas instituciones dedicadas a la promoción de los derechos de los sectores más vulnerables de la sociedad como son los niños y adolescentes, jóvenes y ancianos, con énfasis especial en los derechos de las mujeres y de las personas con discapacidad.
Artículo anterior
Artículo siguiente