Entró un nuevo año y la costumbre del desacuerdo de las autoridades seibanas se logró colar tras el cañonazo. Y es que los funcionarios de El Seibo continúan con la vieja tradición de la desunión. Discrepan entre ellos por cualquier nimiedad y se les complica ponerse de acuerdo en casi todo, hasta por una fiesta simple en la cuidad. Y a propósito, ¿Lo de la cárcel se quedó en Hato Mayor? ¿Se resolvió el tema de la pista de atletismo?