ARGENTINA. Los argentinos desplegaron el viernes en Rosario, donde nació Lionel Messi, una camiseta gigantesca de su hijo pródigo en uno de los puntos más emblemáticos del país, en otra muestra de la expectativa de que el astro del fútbol guíe a su selección a una nueva Copa del Mundo tras 36 años.
Ubicada 300 kilómetros al norte de Buenos Aires, sobre la orilla occidental del caudaloso río Paraná, Rosario es una de las ciudades más pobladas de Argentina y un enclave agroindustrial de trascendencia global.
Allí se crió «Lío» Messi, que con cinco goles y tres asistencias es una de las figuras estelares de la Copa del Mundo de Qatar, cuya esperada final se jugará el domingo entre Argentina y Francia.
«Me pone la piel de gallina», dijo a Reuters Juan Pío Drovetta, alcalde del pueblo de Serodino, donde se confeccionó a mano la camiseta argentina de Messi de 12 metros de ancho por 18 metros de largo, que ahora flamea al lado del Monumento Nacional a la Bandera, en el centro de Rosario.
«Atrás de esto hay trabajo, hay corazón, hay garra, hay sangre, que es lo que nuestros chicos, con Lío a la cabeza, y la Scaloneta (como se le dice popularmente al equipo que dirige Lionel Scaloni), están poniendo allá, en Qatar», agregó.
El encuentro del domingo será la segunda final de una Copa del Mundo para Messi, que buscará revancha tras perder 0-1 con Alemania el último encuentro del Mundial de Brasil de 2014.
«Les vamos a ganar, es así. Por las ganas que tienen estos muchachos, por la forma en que se tratan», dijo Juan Ibáñez Moroni, padre de Pedro Ibáñez, un niño de ocho años que juega en las divisiones inferiores de Newell’s Old Boys, el club del que surgió Messi.
«Aparte de hacerlo por Argentina, van a hacerlo para él también (Messi), que lo necesita y terminará siendo récord de todo, porque va a terminar así. Es una locura», agregó.
Una locura como la que viven los rosarinos por Messi, quien decora la ciudad en murales que florecen en cada esquina. «De otra galaxia y de mi barrio», reza uno enorme, pintado a solo unas cuadras de la casa donde nació el ídolo.
«(Era) un niño súper divertido y natural, su vida era más que nada la pelota, jugando con todos los chicos», dijo Alejandra Ferreyra, que mostraba fotos en las que se veía a su madre y su hija con un Messi adolescente.
«La verdad es que él se merece lo mejor de la vida, porque es una personita hermosa, es un líder nato y va a hacernos felices a todos. Ya somos campeones», agregó.
(Reporte de Miguel Lo Bianco y Claudia Martini; Escrito por Maximilian Heath; Editado por Nicolás Misculin)