jueves, abril 25, 2024
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¡Mirémonos en el espejo de la capital!

La experiencia que vivieron los capitaleños con sus grandes avenidas y sectores inundados, hizo recordar el descuido injustificable frente a un problema muy bien conocido por políticos y gobiernos.

El alcantarillado sanitario de Santo Domingo tiene ya muchas décadas que se construyó. Y para entonces respondía a una realidad que el transcurrir del tiempo cambió de forma radical, producto de las transformaciones urbanísticas de la ciudad capital.

Como ocurre en casi toda la geografía nacional, la capital fue creciendo de manera acelerada, en población y nuevas edificaciones, al margen de lineamientos técnicos derivados de un plan estratégico de ordenamiento territorial.

No se tomó en cuenta el impacto transversal que tendría este crecimiento desordenado,
con abundantes proyectos residenciales y comerciales y el crecimiento progresivo del número de habitantes.

Añadamos a esto la falta de educación ciudadana para aportar al aseo y ornato de la ciudad, al menos evitando tirar desperdicios en imbornales sin tapas, algo normal en las principales ciudades del país, por la falta de mantenimiento a esas infraestructuras.

Con todo esto, todavía mucha gente ignora las causas que realmente provocaron la inundación sin precedentes del Gran Santo Domingo, por el alto volumen de agua que en apenas tres horas cayó en esta demarcación.


La repartición de culpas no sirve de nada para remediar un problema que cobró al menos nueve vidas y dejó millonarias pérdidas en bienes materiales.

La decisión más inteligente es pensar soluciones y aplicar correctivos. De esta manera, evitaremos repetir el desastre ocurrido en la capital.