PUNTA CANA. El afán excesivo por el dinero fácil y rápido se ha convertido en una tendencia preocupante y ascendente en la sociedad dominicana, con mayor énfasis en la población joven con edad productiva para insertarse en el mercado laboral. Estudiar una carrera profesional o técnica no es para muchos la mejor opción en el objetivo de escalar en la estructura social a la cual pertenecen.
Y otros reniegan emprender algún tipo de negocio que les permita obtener los ingresos suficientes para vivir dignamente, sin necesidad de un empleo. Estamos ante un escenario complejo, con actores que subestiman el trabajo y la creatividad como vías idóneas para alcanzar niveles aceptables de prosperidad individual.
Este comportamiento se vuelve un nicho atractivo para quienes incursionan en negocios piramidales que prometen hacer crecer el dinero como por arte de magia, y cuyas fantasías se alimentan de la ambición e ignorancia de miles de incautos que caen en sus trampas como mansos corderitos.
En este estado de cosas, las redes sociales se convierten en promotoras de la falsa premisa de que el dinero se puede obtener sin mayores esfuerzos, ya sea “invirtiendo” en negocios fraudulentos e incurriendo en acciones que riñen con la Justicia o con normas éticas y morales. Cada minuto recibimos un bombardeo de imágenes y mensajes manipuladores, que incitan a la adopción de conductas desviadas y reprochables, generando así un efecto multiplicador de mentiras y realidades acomodadas, que desafortunadamente se anidan en mentes débiles y fácilmente influenciables. El tiempo y sus circunstancias tendrán la última palabra.
