HAITI. En los últimos días el país vecino de República Dominicana se ha visto envuelto en otra gran crisis, teniendo como resultado de las protestas, muertos, heridos, quema de neumáticos, enfrentamientos entre policías y manifestantes. La causa de estas revueltas son la inseguridad, hambruna, pobreza y el alza de los precios por parte del Gobierno a todos los productos derivados del petróleo.
El pueblo no pretende parar las protestas hasta tanto se haga efectiva la renuncia del primer ministro de esa nación, Ariel Henry. Estas manifestaciones han paralizado por completo las actividades diarias. Las tiendas, los bancos, los centros comerciales y la administración pública no funcionan.
El tráfico de automóviles es prácticamente imposible en varios lugares. Según algunos de manifestantes, de seguir estas protestas, el regreso a clase este 3 de octubre no está garantizado. Algunas embajadas en Haití cierran sus puertas hasta nuevo aviso. Francia, Canadá, España, Estados Unidos y República Dominicana, salvaguardando la seguridad de sus representantes en esta nación, anunciaron el cierre de sus embajadas en ese país, a través de comunicados en Twitter.
Las autoridades dominicanas mantienen sus fuerzas armadas en alerta permanente ante la escalada violenta que afecta a Haití. Primer ministro Ariel Henry. La crisis que vive el vecino país ha traído como resultado la muerte de dos periodistas de esta nación en medio de la cobertura de este estallido social que amenaza con prolongarse, sumando un saldo de 5 en total en lo que va de año.
Todo esto producto de la exposición al peligro a la que están sometidos los trabajadores de prensa haitianos, que intentan dar a conocer la situación de crisis y violencia que atraviesa el país. La crisis haitiana se agravó tras el asesinato en julio del año pasado del presidente Jovenel Moïse.
La comunidad internacional cifraba sus esperanzas de solución a la crisis haitiana al impulsar a Ariel Henry como primer ministro del país. En 14 meses, el poder de turno nunca se ha mostrado capaz de aliviar las miserias de la población haitiana. Las ya precarias condiciones de vida se deterioraron aún más. La crisis del combustible es sólo una ínfima parte de lo que realmente es.